29/06/2020
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¿Sabias que el útero está compuesta por músculos involuntarios?
Esto quiere decir que, al igual que el corazón, ambos laten de forma espontánea y no podemos controlar ese movimiento.
No obstante, lo que sí podemos hacer es estimular partes del cuerpo para que nuestra matriz se active.
Este poderoso órgano si bien muchas veces pasa desapercibido, la realidad es que cuando se está en edad fértil, trabaja constantemente: en su interior, ciclo a ciclo genera el tejido endometrial que, al no fecundarse el óvulo, se desprende y es lo que conocemos como menstruación y otra parte se reabsorbe o queda retenido. Para esta expulsión, el útero se mueve.
Si se produjo una fecundación, nuestra matriz hace suaves movimientos ondulatorios para alojar estas potentes células y así se implanten dentro suyo.
El movimiento más intenso que realiza el útero es en el orgasmo, momentos previos a este y durante la labor de parto.
Como todo músculo, al moverse se irriga de sangre. Este ejercicio implica que suficiente oxígeno, minerales y otros nutrientes alcancen cada célula. Así se propicia salud en los músculos uterinos, ya que le da vitalidad y nutrición.
Un útero inactivo, al momento de expulsar su contenido, ya sea menstruación o bebé, en vez de moverse suavemente, se acalambra y duele.
También puede ser motivo de infertilidad y es lo que en algunas culturas llaman “útero frío”.
Cuando el corazón duele es por falta de oxígeno, los músculos involuntarios para moverse necesitan de ese combustible. De ahí la importancia de una respiración adecuada, no superficial.
🚫Lo que generalmente se explica al momento de pujar es retener la respiración y llevar la fuerza hacia el periné. Esta práctica implica una apnea (falta de oxígeno) lo que conlleva al dolor de los músculos involuntarios del útero, que se encuentran trabajando arduamente y, por otro lado, ninguna irrigación al bebino que tb está haciendo lo suyo, lo cual es muy riesgoso.
Y tu, cuánto oxigenas a tu matriz?
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