22/08/2025
LACTANCIA: ¿OBLIGACIÓN O ELECCIÓN?
Por Elena García
Foro de Géneros de Hurlingham
En agosto, con motivo de visibilizar la semana de la lactancia, se invita a concientizar sobre ciertas características que componen su significado: nutrición, vínculo afectivo, salud pública y ambiental.
Pero más allá de las campañas institucionales, esta efeméride habilita una conversación necesaria sobre las experiencias de las personas gestantes. La lactancia no es una vivencia lineal: puede ser deseada, compleja, dolorosa o simplemente distinta. Se busca valorarla como acto corporal y emocional que debe ser una elección libre, no una imposición.
Históricamente pensada como exclusivamente materna, hoy se reconoce en múltiples configuraciones familiares. Por eso, desde la DiSaPeNI - Dirección de Salud Perinatal y Niñez - se propone reemplazar el término “lactancia materna” por “lactancia”, acompañando un cambio de paradigma (Ministerios de Salud, Cultura y Mujeres, Géneros y Diversidad, 2022).
Organismos como OMS –Organización Mundial de la Salud-, Hospital Posadas, Maternidad Sardá y Hospital materno Estela de Carlotto refuerzan su importancia como pilar de salud pública. La OMS recomienda lactancia exclusiva durante los primeros seis meses, en América Latina, sólo el 43% de los bebés la recibe, mientras que en Argentina ese porcentaje asciende al 53,2%.
Sin embargo, también surgen voces que invitan a mirarla desde una perspectiva más inclusiva, empática y libre de mandatos, por eso es clave saber qué tipo de leche se usa si se interrumpe la lactancia materna: un 10% consume variantes no recomendadas, y muchos bebés entre 12 y 15 meses siguen recibiendo fórmulas cuando se aconseja otro tipo de sustituto.
Para mejorar la alimentación infantil, los equipos de salud deben actualizar y comunicar sus prácticas de forma efectiva, las leyes 26.873 y 25.929 respaldan el derecho a la lactancia, especialmente en situaciones de mayor vulnerabilidad. Esta última establece que las instituciones con internación neonatal y pediátrica cuenten con centros de lactancia, espacios destinados a acompañar la extracción y conservación adecuada de la leche.
La lactancia es un hecho cultural que requiere del compromiso social para mejorar sus indicadores, familias y equipos de salud son claves para acompañar a quienes amamantan. En el ámbito laboral, contar con espacios adecuados sigue siendo una deuda pendiente. Muchas personas gestantes deben interrumpir la lactancia al retomar el trabajo fuera del hogar por falta de privacidad, higiene o tiempo.
Sin embargo, hay iniciativas que marcan el camino: el Museo Nacional de Bellas Artes, por ejemplo, cuenta con un espacio privado para lactancia y cambio de bebés, lo que permite al personal ejercer este derecho en condiciones dignas. Replicar estas políticas en otros espacios laborales es importante, aunque la lactancia no siempre sea posible, deseada o placentera ya que algunas personas enfrentan dolor físico, baja producción, ansiedad, depresión posparto o simplemente no quieren hacerlo, y eso también es válido. Lo que se necesita es contención, respeto y escucha.
En territorios como Hurlingham, el acceso a información clara, espacios públicos adecuados y acompañamiento profesional sigue siendo un desafío. Promover redes de apoyo como grupos de puericultura, y garantizar políticas que respeten los tiempos de cada crianza son pasos urgentes hacia una sociedad más equitativa.
Porque alimentar también es cuidarse.
Y elegir cómo hacerlo, sin culpa ni presión, es parte del derecho a una maternidad digna, consciente y libre.
Esta nota fue publicada por “LA HORA DE HURLINGHAM”
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