18/08/2025
Que la vida nos regale miles de momentos donde el alma esté en paz y el corazón feliz…
Pero, ¿cómo llegar hasta ahí, cuando el camino parece lleno de espinas?
A veces la paz no llega vestida de calma, sino disfrazada de tormenta. Primero nos sacude, nos arranca de lo cómodo, nos obliga a ver de frente lo que evitamos por miedo. Nos enfrenta a verdades que duelen, a despedidas que no queremos aceptar y a silencios que pesan más que mil palabras.
Porque la paz verdadera no se encuentra en un mundo perfecto, sino en un corazón que aprendió a resistir en medio del caos. Y la felicidad… esa no siempre aparece con fuegos artificiales, muchas veces llega en un abrazo que nos rescata, en una palabra que nos devuelve la esperanza o en un instante tan breve que, si parpadeas, lo pierdes.
El problema es que la vida no avisa cuándo dará esos momentos. Te los entrega en medio de pérdidas, de luchas, de noches en que crees que no amanecerá.
Por eso, cuando lleguen, no los cuestiones, no los midas, no los compares… abrázalos como si fueran el último regalo antes de una larga guerra.
Porque, al final, la paz y la felicidad no son un destino, son pequeñas victorias que se esconden en medio de nuestras batallas más duras.
©️Me gustó mucho
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Goyo, que en nuestro próximo abrazo, se fundan todos los abrazos de los que formamos la familia quiropráctica en Argentina.