06/11/2025
En Dinamarca, los niños de entre seis y dieciséis años tienen cada semana una clase muy especial — una que no aparece en ningún libro de texto.
Se llama “klassens tid”, que significa “el tiempo de la clase” — un espacio para hablar, escuchar y aprender a ser amables.
Durante esa hora, los alumnos se sientan en círculo, comparten lo que sienten y aprenden a resolver pequeños conflictos antes de que se conviertan en grandes problemas.
No hay notas ni exámenes — solo conversaciones sinceras.
Los profesores les ayudan a reconocer sus emociones, a pedir perdón y a escuchar no para ganar, sino para comprender.
Pero la bondad no se limita a las personas.
Los niños también aprenden a cuidar de los animales — a entender que la compasión no tiene fronteras.
A través de proyectos sencillos, historias y experiencias reales, la empatía se convierte en un hábito natural, en una forma de vivir.
Con el tiempo, estas horas transforman el ambiente de la clase:
los tímidos encuentran su voz, los seguros aprenden a escuchar y todos crecen juntos, con respeto y ternura.
La bondad no es debilidad, sino una fuerza que hace del mundo un lugar mejor.
Quizás lo que el mundo necesita hoy es un poco más de tiempo para la bondad. 🌍💛