04/12/2023
Centrar el accionar del trabajo, con cierta predisposición al servicio de los demás, es parte de la vocación de ayuda que algunas personas eligen para brindarla a quien más lo necesite.
Si a esto además, lo llevamos a cabo con la sintonía justa y la empatía necesaria, poniéndonos en el lugar del otro, para relacionarnos de forma adecuada con cada uno de los que nos rodean diariamente, observando minuciosamente sus características y diversidades, esto a lo largo del tiempo, se iría convirtiendo de a poco, en un proceso fundamental a tener en cuenta para encaminarlo con mucho éxito hacia el futuro.
Pero más pensado y más preciso debe ser aún, con una persona con algún tipo de discapacidad, quién requiere una atención especial o una dosis extra de afecto, escucha, respeto, comprensión y acompañamiento.
No sería necesario apelar constantemente al cumplimiento de la igualdad y equidad de los derechos de cada uno, por cada ámbito o rincón que se circule, si simplemente bajaramos las barreras de todo tipo, que a veces aparecen por soberbia o miedo, para que de una vez por todas, dejemos filtrar una cuota de gran humanidad y colectividad, que nos eleve muy alto, como personas sociales que somos.
El acceso a la inclusión debe ser completa, no se puede negociar sólo una parte, de ninguna manera. Es o no es, si no se está en falta. No debe ser inclusión a medias, parcial o simplemente declarativa.
Debe ser tan real, que se viva de forma transformadora en cada pequeña acción, por cada lugar que se transite, sin tener que padecer obstáculos no resueltos, que luego más adelante, se puedan convertir en muros o paredes imposibles de alcanzar...
Por último, abracemos con convicción la Inclusión, confiemos en el desarrollo de las potencialidades más allá de las dificultades, seguro que más de uno se sorprenderá del talento que puede llegar a descubrir...🌟✨💖🌈