16/09/2025
"Quien exige reparación a sus padres permanece niño" Bert Hellinger
El hijo que se queda en el reclamo a sus padres, no crece emocionalmente y le cuesta avanzar en la vida, se queda atrapado en la esfera familiar.
La madurez nos llega cuando desde un corazón adulto podemos aceptar a nuestros padres, tal como fueron y tal como son.
Así dejamos de esperar que ellos nos den lo que no pudieron darnos en la infancia.
En ese momento sagrado el hijo puede tomar la vida tal como se le dio, con lo que faltó y con lo que sobró, y hacerse responsable de conquistar el deseo de su corazón.
Ahora con alegría y en paz, el hijo se puede mover más allá de sus padres, hacia el mundo, hacia la vida, hacia los otros, al encuentro con su propio propósito, en sintonía con la Vida.
Cuando hacemos las paces con nuestros padres, dejamos de luchar contra nosotros mismos y con la vida y empezamos a florecer en el mundo, esa es la bendición de la reconciliación.
Gracias mamá, gracias, papá, lo que me dieron es suficiente, de aquí en adelante me encargo yo, y haré que mi vida valga la dicha.