María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología

María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología A través de esta página, difundo mis servicios profesionales como Lic. en Psicología.

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Como reflexionamos en el post sobre amistad en la adultez, a medida que crecemos y vamos asumiendo nuevos compromisos, n...
27/09/2023

Como reflexionamos en el post sobre amistad en la adultez, a medida que crecemos y vamos asumiendo nuevos compromisos, nuestro tiempo y energía disponibles para vincularnos con otras personas se vuelven más limitados, lo cual no nos permite encontrarnos como lo hacíamos en el pasado. Esto nos obliga a seleccionar a aquellos con quienes queremos compartir nuestro escaso tiempo libre.
Por otra parte, los caminos de la vida muchas veces nos llevan por rumbos diferentes, de acuerdo a los procesos vitales que cada uno va desarrollando. Algunos afianzan o comienzan relaciones de pareja, otros se embarcan en el desafío de la mapaternidad, u optan por carreras profesionales o laborales. Esto nos lleva a alejarnos de aquellos cuyos caminos van en direcciones contrarias al nuestro, así como acercarnos a quienes se dirigen a un destino similar al que hemos elegido. Un ejemplo se observa en amigos que se acercan a partir del nacimiento de sus hijos, mientras que se alejan de otros con quienes ya no comparten las salidas nocturnas que solían hacer.
Otro de los motivos que nos llevan a ser selectivos en nuestros vínculos es la reciprocidad. Esta última se refiere a un “ida y vuelta” en las relaciones, a la mutualidad de la presencia de quienes se vinculan. En algunos casos, el compromiso en el vínculo está desbalanceado, una de las partes siente que siempre es quien toma la iniciativa para los encuentros, mientras que la/s otra/s se limita/n a aceptar o rechazar las propuestas. Esta situación puede llevarnos a preferir aquellos vínculos que sentimos recíprocos, mientras que otros en los que tenemos que “remar” solos van quedando a un lado.
De igual forma, en la adultez comenzamos a sincerarnos más con nosotros mismos, y “nos sacamos las caretas” que nos obligaban a mantener relaciones por compromiso. Dejamos de lado aquellos vínculos que sentimos que ya no nos enriquecen, y comenzamos a generar nuevos espacios de encuentro, más acordes a nuestras necesidades y deseos actuales.
En definitiva, en la adultez nos permitimos revisar nuestros vínculos y priorizar aquellos que realmente nos nutran, para que la red social que nos sostenga esté conformada por hilos que tengan la firmeza necesaria para alojarnos cuando lo necesitemos, evitando prendernos de una liana que termine arrojándonos al vacío.
Te invito a revisar los vínculos en los que actualmente estás participando, permitiéndote elegir aquellos que sientas verdaderamente significativos, y alejándote de los que sólo te hacen “gastar tu batería”, sin recargártela. Por supuesto, siempre tenemos que posibilidad de volver a alimentar una relación que habíamos dejado en el olvido, así como de tomar distancia de un vínculo que sentimos que ya no es nuestro lugar.
Permitite la libertad de vivir los vínculos de forma genuina.

En la vida cotidiana, incorporamos dichos populares cuyo origen es, en muchos casos, desconocido, motivo por el cual se ...
16/09/2023

En la vida cotidiana, incorporamos dichos populares cuyo origen es, en muchos casos, desconocido, motivo por el cual se los denomina de ese modo, o también refranes. Estas frases están impregnadas de sentidos que hacen que su uso no sólo transmita ciertas ideas, sino también realice acciones.
Les propongo, en esta sección, deconstruir algunos de los dichos populares que más circulan en nuestra cultura, a fin de comprender el sentido y las implicancias de los mismos, entendiendo que, siempre que nos comunicamos, estamos, también, actuando, ya que lo que decimos tiene efectos en el propio hablante, así como en sus interlocutores, motivo por el cual nos referimos a “actos de habla”.

Detengámonos en el dicho popular que hemos elegido: “no hay mal que por bien no venga”. El mismo apunta al reconocimiento de los aspectos positivos o favorables de una situación o acontecimiento que, a simple vista, parecería negativo o desfavorable. Su intención parecería ser el abandono de una visión fatalista de una determinada circunstancia, para ir hacia una visión esperanzadora de alguna consecuencia favorable de lo ocurrido.
Pensemos en el uso que solemos darle a esta frase. En la mayoría de los casos, la incorporamos en situaciones que despiertan en nosotros emociones displacenteras, ya que no coinciden con lo que esperábamos, o implican consecuencias que vivimos como perjudiciales. Teniendo esto en cuenta, una de las funciones de esta frase sería mitigar la angustia o el malestar generado por el infortunio. Si bien esto es entendible desde un punto de vista emocional (solemos evitar las emociones displacenteras), puede tener efectos perjudiciales que es importante conocer:

💐 Uno de estos efectos puede ser la negación del malestar. Al poner el foco en un supuesto beneficio que la situación al parecer desafortunada podría tener, invalidamos la posibilidad de expresar el malestar y otras emociones displacenteras que pueden vivenciarse frente a la misma.
💐 Por otra parte, la desviación de la atención de la situación que vivimos como perjudicial no nos permite analizarla, a fin de identificar los aspectos de la misma que podrían modificarse para evitar que se repita en el futuro.
💐 Por último, hay situaciones en las que es prácticamente imposible encontrar aspectos beneficiosos. Es el caso de las llamadas “desgracias”, entre las cuales podemos mencionar fallecimientos, accidentes, pérdidas materiales importantes, desastres naturales, etc. En estas circunstancias, el uso de este dicho popular sería totalmente inapropiado, pudiendo causar rechazo en sus receptores.

Te invito, teniendo en cuenta estas reflexiones, a hacer un uso consciente de éste y otros dichos populares, y del lenguaje en general, para que el mismo sea un canal expresivo y comunicativo enriquecedor, y no una afilada arma que hiera (por más que – sabemos – podemos herir sin intención).

Desde hace ya un tiempo, encuentro en las letras mi refugio... Me permiten expresar aquello que siento, pienso y espero,...
10/09/2023

Desde hace ya un tiempo, encuentro en las letras mi refugio... Me permiten expresar aquello que siento, pienso y espero, ofreciendo un cauce al río de emociones y experiencias que corre dentro mío. A veces, la inspiración se apodera de mí, haciendo que mis dedos se muevan rápidamente, para no dejar escapar las ideas... En otras circunstancias, no encuentro las palabras para expresar lo que quiero, termino desorientada en medio de un mar de letras, y debo apelar al ojo atento de algún lector que me permita abrir camino entre las ideas, a fin de llegar a destino.
En más de una ocasión, la escritura me ha salvado de la angustia, no alejándome de ella, sino permitiéndome ponerle palabras a la presión en el pecho que me quita el aire. En otras oportunidades, he encontrado en ella el campo fértil de mi creatividad, jugando con las palabras hasta hallar la combinación que más me gusta.
En momentos de desconsuelo, escribir me ha permitido ensayar una catarsis algo desprolija, descuidando un poco la redacción para permitirme expresarme tal cual lo sentía.
Las letras son, también, excelentes compañeras en la lectura de libros a través de los cuales no sólo aprendo y me nutro de experiencias y saberes ajenos, sino también me replanteo mis ideas, entrando en diálogo con sus autores. Suelo tener un libro como compañero de esperas, tiempos libres y momentos de aburrimiento, valorando cada página leída como si de un tesoro se tratara. En más de una ocasión, mis lecturas me han servido de inspiración para escribir, gestándose una trama a través de la cual termino enriqueciéndome.
Gracias, letras, líneas y páginas, por ser refugio y trampolín, por cobijarme y dejarme crecer, por decorar mis días con su presencia.

En la era de la comunicación, estamos cada vez más incomunicados. Vivimos pendientes de lo que pasa en el mundo virtual,...
05/08/2023

En la era de la comunicación, estamos cada vez más incomunicados. Vivimos pendientes de lo que pasa en el mundo virtual, y desconocemos lo que le sucede a quien tenemos al lado. Sentimos que no podemos perdernos nada de lo que pasa en la red, y nos perdemos hermosos atardeceres y paisajes por estar pegados a la pantalla.
Lo admito: a mí también me atrapan las pantallas... Generan esa ilusión de conexión que se desvanece en cuanto se cae la señal, y ahí nos entra la desesperación... Recuerdo que el verano pasado nos quedamos sin internet en mi casa... Fue una hermosa oportunidad para volver a conectarnos, pero con otras cosas, como la lectura, la actividad física, los juegos de mesa, las charlas espontáneas... Lamentablemente, esa conexión se perdió cuando se encendió la lucecita de "on line", y volvimos a alienarnos en las pantallas.
A veces, estamos sentados compartiendo un espacio- tiempo con nuestras parejas, amigos, familia, etc., pero no hay un verdadero encuentro, porque cada uno está en su mundo virtual... Un mundo que puede parecer muy interesante, pero que se vuelve vacío si no traspasa la pantalla: si ese grupo de "amigos" de WhatsApp no se encuentra nunca, si nuestros "contactos" no están cuando realmente los necesitamos, si no logramos "conectarnos" emocionalmente con nuestros amigos y familiares.
Les propongo (y me propongo) desconectarnos de las pantallas para conectarnos personalmente... Apagar el wi fi y encender nuestros sentidos al encuentro con el otro... Estar "off line" para ponernos en línea con nuestro aquí y ahora, compartido con nuestros verdaderos amigos, no sólo con contactos o seguidores.

A medida de crecemos, muchos aspectos de nuestra vida van cambiando... Las diferentes etapas que vamos atravesando nos l...
23/02/2023

A medida de crecemos, muchos aspectos de nuestra vida van cambiando... Las diferentes etapas que vamos atravesando nos llevan a vivenciarlos de forma singular, de acuerdo a las necesidades, posibilidades y circunstancias de nada una.
Uno de los ámbitos en los que experimentamos mayores cambios con el tiempo es la amistad. Esta última cambia en la adultez, por varios motivos:
- En primer lugar, solemos tener menos tiempo disponible para encontrarnos, debido a los múltiples compromisos que asumimos (familiares, sociales, laborales, académicos, etc.). Esto hace que sea más difícil coincidir con nuestros amigos, especialmente si se trata de grupos.
- Esa escasez de tiempo nos lleva a ser más selectivos con nuestras amistades, priorizando algunos vínculos, con lo cual muchos de ellos terminan diluyéndose.
- Por otra parte, a medida de crecemos es posible que perdamos aquello que originalmente nos unió a nuestros amigos. Cada persona va haciendo su vida de acuerdo a sus preferencias y posibilidades, y puede que aquellos con quienes fuimos muy unidos hoy elijan estilos de vida que nos terminen alejando.

Este panorama hace de la amistad en la adultez un desafío que podremos superar siempre que entendamos que las reglas del juego cambiaron, por más que el cariño no haya desaparecido. Es fundamental revisar las expectativas que tenemos hacia nuestros amigos, adaptándolas a las reales posibilidades que permiten nuestras actuales condiciones de vida.
Quizás el mayor desafío para la amistad en la adultez sea sabernos y ser amigos, aprovechando al máximo cada encuentro, por más que sea dos veces al año. Entender que lo prioritario es la calidad y no la cantidad nos permitirá dejar de lado reclamos que no hacen más que alejarnos de aquellos que queremos.

Cuando era niña, solíamos jugar, con mis parientes y amigos, a un juego llamado “Verdad- Consecuencia”. Entre las opcion...
16/02/2023

Cuando era niña, solíamos jugar, con mis parientes y amigos, a un juego llamado “Verdad- Consecuencia”. Entre las opciones del juego, había una que se llamaba “salvataje”, en la cual se planteaba al jugador una dicotomía, al estilo de “si estás en una isla con tu mamá y tu hermano, y podés salvar a uno solo de morir ahogado, ¿a quién salvarías?”. Entre los salvados, solían incluirse a personas significativas para el jugador en cuestión, intentando “ponerlo en aprietos” al momento de decidir.
Al igual que en el juego, en la vida cotidiana muchas veces nos enfrentamos a situaciones en las que sentimos que tenemos que “salvar” a otros, como si de nosotros dependiera el bienestar de ciertas personas y como si (lo que es más grave aún) el otro no contara con recursos personales para “salvarse” solo. En algunos casos, nos vemos en la disyuntiva de “salvar” a más de una parte: “salvar” a la familia casándonos con una persona adinerada, o “salvar” a otra persona que se encuentra en una situación de abandono.
Cargar en nuestras espaldas el peso de salvar a otros puede tornarse insoportable y terminar por hundirnos, ahogándonos en las expectativas ajenas, así como en nuestras propias fantasías mesiánicas. Además, implica que consideramos a ese otro incapaz de hacerse cargo de sí mismo, otorgándole el rol de pasivo objeto de la salvación ajena.
Entender que no es nuestra responsabilidad hacernos cargo de problemas y situaciones ajenas, nos liberará de la culpa por tomar nuestras propias decisiones, especialmente cuando las mismas no responden a las expectativas de nuestro entorno.
Por otra parte, para quien suele ser la víctima que necesita ser salvada, será necesario que se pregunte de qué modo quiere participar en el juego de la vida: si de forma pasiva, dejándose manejar cual marioneta por otros; o de forma activa, cortando las sogas que lo controlan y comenzando a moverse por sus propios medios.
Tal vez, lo mejor será proveernos de recursos que nos permitan afrontar las situaciones de la vida cotidiana, intentando hallarles solución, así como pedir colaboración externa cuando nos damos cuenta de que solos no podemos (no sea cosa que nos terminemos ahogando en serio, con el bote lleno de agua, por no animarnos a pedir a algún barco pasajero que nos auxilie).
En definitiva, intentemos corrernos de la posición mesiánica de salvadores para colaborar con los demás ofreciendo herramientas que le permitan afrontar las situaciones de su vida potenciando los recursos que cada uno tiene... No intentemos ser salvavidas; seamos, mejor, compañeros de naufragio y, quizás también, de descubrimiento de nuevas tierras.

Los 14 de febrero suelen estar teñidos de muchas ideas propias del amor romántico, ése según el cual amamos PARA SIEMPRE...
14/02/2023

Los 14 de febrero suelen estar teñidos de muchas ideas propias del amor romántico, ése según el cual amamos PARA SIEMPRE e incondicionalmente, a partir de un "flechazo" de amor. Se asocia principalmente al amor de pareja, siendo éste sólo una de las tantas manifestaciones posibles del amor.
Actualmente, lo que menos necesitamos es perpetuar esa idea de amor... En un mundo marcado por violencias de todo tipo, necesitamos, más que nunca, vivir en el amor... pero en un amor que construya, frente a tanta destrucción, que una para zanjar tantas divisiones... Amor en el sentido profundo del término, amor como entrega al otro, pero no una entrega interesada, tampoco desmedida... Una entrega que entienda que damos y recibimos, por más que no recibamos exactamente lo mismo, en las mismas proporciones o en simultáneo.
Para vivir en relaciones amorosas sanas, es fundamental partir del amor propio, no como un regodeo egoísta y cerrado sobre uno mismo, sino como un proceso de verdadero conocimiento, aceptación y valoración de uno mismo. Es imposible amar a otros si no nos amamos a nosotros mismos, tan imposible como lo es amarnos si no hemos sido amados... Así, descubrimos que el amor se retroalimenta a sí mismo en los actos de amar y ser amados, terminando en una cinta de Moebius en la que ya no importa quién amó primero, sino que el amor pueda sostenerse en el tiempo, de forma sana y siempre y cuando todos los amantes estén dispuestos y deseen seguir amando.
Un elemento fundamental de esta rueda amorosa es el diálogo, ese intercambio de palabras y actos que posibilita saber lo que el otro necesita y desea, y hacerle saber a ese otro lo que estamos dispuestos a ofrecerle, para que no haya falsas expectativas ni fantasías irrealizables que no hagan más que alejarnos del verdadero amor.
En este 14 de febrero, (y todos los días de tu vida), te invito a celebrar el amor en todas sus formas, relaciones y dimensiones... A mirar dentro tuyo y buscar el amor que te falta, y aquel que tenés para dar... A mirar al de al lado para saber qué forma del amor necesita, y a abrirnos para recibir el amor que tiene para ofrecernos...
Tal vez no hagamos "Macht" con todo el mundo, pero al menos podremos mantener la rueda del amor en los vínculos que construimos y que nos construyen... Seamos constructores de amor...

Más de un lector recordará alguna situación de exposición en la que sintió que la ansiedad se apoderaba de su persona, a...
13/02/2023

Más de un lector recordará alguna situación de exposición en la que sintió que la ansiedad se apoderaba de su persona, al punto de experimentar un bloqueo psíquico y físico que lo paralizaba sin permitirle desenvolverse espontáneamente. Incluso, es posible que le haya sucedido una sola vez en circunstancias que siempre pudo manejar adecuadamente, o, por el contrario, que sea una situación habitual y conocida por él.
Lo que ha experimentado en dichas ocasiones es, probablemente, pánico escénico, una sensación de pérdida total de control frente a situaciones que implican exposición, como ser, un examen, una conferencia pública, una actuación artística, entre muchas otras. Estas experiencias suelen desconcertar a quien las vive, por la incomprensión del origen de las sensaciones vivenciadas, lo cual suele manifestarse en frases como “no entiendo qué me pasó”, “estaba bloqueada/a”, “me quedé en blanco”, dando cuenta de uno de los principales síntomas del pánico escénico: el bloqueo emocional, es decir, aquel estado de confusión generado por emociones muy intensas e incontroladas que no nos permiten comportarnos voluntariamente.
Sin embargo, esos estados emocionales no surgen de la nada; detrás de ellos hay creencias irracionales que los despiertan. En el caso del pánico escénico, las mismas suelen vincularse con dudas acerca del rendimiento en la situación de exposición, miedo a hacer el ridículo o con la mirada ajena, que suele ser interpretada como condenatoria o crítica… Y aquí puede aparecer algo de lo que ya hablamos en otros posts: la profecía autocumplida, es decir, una creencia que nos empuja a comportarnos de un modo que termina confirmándola: por ejemplo, si tengo la creencia de que no podré dar un buen discurso en la colación de fin de año, porque no soy lo suficientemente capaz, esto me llevará a sentirme insegura y ansiosa al momento de hacerlo, lo cual puede generar en mí un bloqueo emocional que finalmente no me permita dar el discurso de forma exitosa. La conclusión a la que probablemente llegue será que no soy buena dando discursos, actuando aquí otro mecanismo mental relacionado con las creencias disfuncionales: la generalización.
El problema está en que dichas creencias suelen operar de forma inconsciente, es decir, sin que nos demos cuenta de ello… Pero no se preocupen, porque esto tiene solución: podemos indagar mentalmente acerca de las ideas que están en la base de las situaciones de pánico escénico, a fin de cuestionarlas y construir otras más acordes a la realidad.
Si has vivido situaciones de pánico escénico, te invito a revisar las creencias que tenés:
💐 Acerca de vos mismo/a, de tus aptitudes y características personales, especialmente aquellas implicadas en la situación en la que aparece el pánico.
💐Acerca de la situación de exposición.
💐Acerca de las expectativas de los demás hacia vos en dicha circunstancia.
Esto puede ayudarte a cuestionarlas, comprendiendo su carácter irracional, y reemplazarlas por otras más acordes a la realidad.

Este mes finaliza la preventa de mi primer libro.En este post, te dejo el índice para que conozcas los temas que abordo ...
11/02/2023

Este mes finaliza la preventa de mi primer libro.
En este post, te dejo el índice para que conozcas los temas que abordo en el mismo. Está compuesto por 8 capítulos que incluyen textos cortos y otros extensos. Está pensado para y dirigido a público en general.

Si te interesa reservar un ejemplar, comunicate al (0343) 154 543 051.

Te agradeceré si me ayudás a difundir esta info.

09/02/2023
Uno de los principales desafíos que enfrentamos los psicólogos a lo largo de nuestro ejercicio profesional es la elabora...
08/02/2023

Uno de los principales desafíos que enfrentamos los psicólogos a lo largo de nuestro ejercicio profesional es la elaboración de informes. En nuestra formación de grado, solemos recibir información muy básica acerca de la misma, y tenemos muy poca práctica, la cual suele estar circunscrita a algunas técnicas psicodiagnósticas limitadas dentro de algunas materias puntuales. Estos tests suelen arrojar, como resultados, múltiples indicadores que muchas veces se contradicen unos con otros, por lo cual, si incluimos todos en el informe, el mismo resultará poco consistente, perdiendo, de este modo, su valor como elemento diagnóstico.
Por estos motivos, cuando nos vemos frente a la tarea de elaborar un informe a partir de la aplicación de una batería diagnóstica, podemos sentirnos algo desorientados, sin saber por dónde comenzar, qué indicadores tener en cuenta y cuáles pasar por alto.
En mi ejercicio profesional, enfrenté, en varias ocasiones, situaciones similares, lo cual me llevó a preguntarme cómo organizar el material arrojado por las técnicas diagnósticas, a fin de elaborar un informe que resulte coherente, y de fácil lectura y comprensión. Fue así como llegué al cuadro comparativo que hoy les comparto, el cual ha sufrido algunas modificaciones a medida que lo fui implementando en el proceso de elaboración de informes.
El objetivo de este cuadro es facilitar la organización del material obtenido a partir de la aplicación de las técnicas psicodiagnósticas, para poder elaborar un informe coherente, exento de contradicciones y fácil de leer, incluso para personas ajenas al ámbito psi.
El modelo presentado no es más que eso: un modelo, a modo de ejemplo, que cada profesional podrá adaptar de acuerdo a las necesidades del caso. Como se aprecia en el cuadro, he elegido algunas áreas de la personalidad y/o vida de la persona evaluada, en torno a las cuales fui agrupando los indicadores de las técnicas. La idea es que el profesional coloque cada indicador en el área correspondiente, teniendo en cuenta aquellos que se refieren a las fortalezas del evaluado, y aquellos que constituyen desafíos o puntos débiles.
Una vez colocados todos los indicadores en su respectivo lugar dentro del cuadro, el profesional deberá evaluar cuáles prevalecen, es decir, en qué sector los indicadores afines (que hacen referencia a las mismas áreas de la personalidad) son más numerosos, a fin de incluirlos en el informe. De esta manera, se evitarán las contradicciones que se derivarían de incorporar todos los indicadores al informe, ya que varios de ellos harán referencia a rasgos psicológicos opuestos. Luego, la idea es que el profesional redacte un informe coherente, que intente integrar todos los indicadores en un texto ordenado, hilvanando las descripciones de las diversas áreas de la personalidad según un criterio lógico (por ejemplo, comenzar por lo manifiesto hacia lo latente, o presentando las áreas de acuerdo a la relación que tienen entre sí).
Espero que esta herramienta sea de utilidad para los colegas… Ahora, contame vos… ¿cómo armás tus informes?

Nuestro país ha sufrido, a lo largo de su historia, múltiples crisis que han afectado diversos aspectos de su organizaci...
05/02/2023

Nuestro país ha sufrido, a lo largo de su historia, múltiples crisis que han afectado diversos aspectos de su organización. Esto ha repercutido de distintas maneras en sus habitantes, siendo una de las principales áreas afectadas la economía. Esta última ha sido muy desigual en los diversos grupos sociales, habiendo algunos más perjudicados y otros más beneficiados, según la época.
En la actualidad, muy vinculado a la pandemia que vivimos hace 2 años y a otros procesos económicos y sociales que hemos atravesado en el último tiempo, hay muchos grupos sociales y personas que se hallan en situaciones económicas difíciles, sin poder sentirse tranquilos en este sentido.
Una de las consecuencias de esta crisis es la hiperproductividad. Esta última se refiere a la necesidad de mantenerse permanentemente produciendo, entendiendo el resultado de ese proceso en términos monetarios.
En épocas de crisis económica, necesitamos trabajar el doble para mantener el nivel de consumo que teníamos un tiempo atrás, y muchas veces ni siquiera de ese modo se logran satisfacer necesidades básicas, teniendo incluso que resignar algunos consumos prescindibles, pero que nos daban una cuota extra de placer.
Por otra parte, en el consultorio veo que muchas personas se sienten permanentemente preocupadas por sus ingresos, pensando en cómo llegar a fin de mes, o qué recortes de gastos hacer para poder cubrir todas sus necesidades y las de sus familias. En muchos casos, es necesario ajustar gastos, siendo la salud mental una de las áreas en las que, lamentablemente, se hacen estos ajustes. Entonces, vemos pacientes que realmente necesitan el espacio, pero no pueden costearlo... Y surge en nosotros el dilema de seguir atendiéndolos y que nos paguen cuando pueden, o la necesidad personal de cubrir nuestros propios gastos.
En quienes trabajamos de forma independiente, la situación es aún más compleja. Nos vemos impelidos a aumentar nuestras horas de trabajo, resignando momentos de descanso, o a limitar nuestros gastos para salvaguardar nuestra salud mental y mantener la calidad del servicio que ofrecemos.

Contame...
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Dirección

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Sé el primero en enterarse y déjanos enviarle un correo electrónico cuando María Florencia Pesoa. Lic. en Psicología publique noticias y promociones. Su dirección de correo electrónico no se utilizará para ningún otro fin, y puede darse de baja en cualquier momento.

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Me presento

Soy Lic. en Psicología, recibida en el año 2011. Desde fines de 2012 me dedico a la clínica psicológica con jóvenes y adultos. Actualmente, trabajo de forma presencial y virtual, con pacientes particulares, por obras sociales (según convenios del Colegio de Psicólogos de Entre Ríos) y Ley Nacional de Discapacidad.

Entre los servicios que ofrezco, se incluye psicoterapia individual y presencial, psicodiagnóstico, evaluaciones preocupacionales, aptos psicológicos y procesos de Orientación Vocacional.

Además, soy intérprete de Lengua de Señas Argentina- Español, profesión que actualmente no ejerzo. Me dedico a la atención de personas Sordas, hablantes de LSA.

Tengo experiencia en docencia universitaria, y dicto clases particulares de materias afines a mi campo disciplinar. De igual forma, brindo asesoramiento en proyectos de tesis y trabajos finales.