18/12/2025
El Amor como Cicatriz y Promesa
«Amar es ser vulnerable. Ama cualquier cosa y tu corazón se retorcerá y posiblemente se romperá. Si quieres asegurarte de mantenerlo intacto, no debes dárselo a nadie, ni siquiera a un animal», escribió C. S. Lewis en Los cuatro amores. Esta advertencia resuena con una claridad dolorosa al contemplar De padres e hijas (2015), la cinta de Gabriele Muccino. La película nos aleja de la idealización edulcorada de la paternidad para arrojarnos a su vertiente más cruda: la del padre falible, enfermo y desesperado. Jake Davis, el protagonista, no es el arquetipo de la fortaleza estoica, sino un hombre que se desmorona física y mentalmente; sin embargo, en esa fragilidad reside la lección más potente sobre qué significa ser un «buen» padre hoy en día. No se trata de la invulnerabilidad, sino de la permanencia obstinada del afecto en medio del caos.
Al observar la lucha de Jake por criar a Katie mientras combate sus propias convulsiones y demonios, es imposible no evocar la figura del «sanador herido» del teólogo Henri Nouwen. La paternidad, en este sentido, deja de ser un ejercicio de autoridad vertical para convertirse en un acto de kénosis, un vaciamiento propio para acoger al otro. Jake escribe su novela no por vanidad, sino como un testamento, un legado de palabras que servirá de refugio cuando su presencia física falle. Aquí, el arte y la vida se entrelazan: ser padre es similar al oficio del escritor que, como sugería Rilke, debe trabajar desde la necesidad interior. La película nos muestra que el trauma puede viajar a través de las generaciones —la Katie adulta es incapaz de amar por miedo al abandono—, pero también nos enseña que el amor incondicional, aquel que refleja la misericordia del padre en la parábola del Hijo Pródigo, es la única fuerza capaz de romper ese ciclo de dolor.
Ser un buen padre, entonces, no es evitar que nuestros hijos sufran, una pretensión tan imposible como arrogante, sino dotarles de las herramientas emocionales para transitar ese sufrimiento. La excelencia paterna no se mide por el éxito social de la descendencia, sino por la calidad de la intimidad construida y la valentía de mostrarse humano, con grietas y todo. Al final, la película nos deja frente a un espejo incómodo pero necesario: ¿estamos amando desde la seguridad de nuestras defensas o estamos dispuestos a correr el riesgo de ser olvidados, con tal de que nuestros hijos aprendan a recordar? Quizás la verdadera paternidad sea simplemente eso: la promesa de permanecer, de alguna forma, incluso cuando ya nos hayamos ido.
DE PADRES A HIJAS
Título original: Fathers and Daughters
Año: 2015Duración: 116 min.País: USADirector: Gabriele MuccinoGuión: Brad DeschMúsica: Paolo Buonvino, James HornerFotografía: Shane HurlbutInterpretes principales: Russell Crowe, Amanda Seyfried, Aaron Paul, Jane Fonda.
Referencias
Lewis, C. S. (1960). The four loves. Geoffrey Bles.
Muccino, G. (Director). (2015). Fathers and daughters [Película]. Voltage Pictures; Andrea Leone Films.
Nouwen, H. J. M. (1972). The wounded healer: Ministry in contemporary society. Doubleday.
Rilke, R. M. (1929). Cartas a un joven poeta. Insel Verlag.