20/11/2025
Decís sí aunque no querés.
Decís sí aunque te duele.
Decís sí aunque sabés que te estás traicionando.
Y después te preguntás por qué terminás agotada, vacía o con bronca.
Cada vez que decís sí para no incomodar a otros, te incomodás vos.
Cada vez que decís sí para que nadie se enoje, te enojás vos.
Cada vez que decís sí por culpa, te alejás de tu propia vida.
Poner límites no es ser dura.
No es ser egoísta.
No es “dejar de ayudar”.
Es una forma de decirte:
“No me abandono más.”
Porque cuando ponés límites pasan cosas simples… pero poderosas:
✔ Te baja la ansiedad.
✔ Te vuelve la energía.
✔ Tu mente se calma.
✔ La gente empieza a respetarte.
✔ Tus relaciones se ordenan.
✔ Volvés a sentirte liviana, firme y en control.
Y sobre todo:
dejás de vivir en función de otros… y volvés a vivir en función tuya.
Si estás cansada de regalar tu tiempo, tu cuerpo y tu paz,
acordate de esto:
Cada NO que decís afuera,
es un SÍ enorme que te das a vos.
Comentá LÍMITES si te está pasando.