23/08/2021
Runas de piedra
Muchos creen que las runas deben ser exclusivamente de piedra. La leyenda de formación del alfabeto cuenta que los símbolos se desprendieron de las piedras para salvar al dios Odín de la muerte, después de haber colgado nueve días y nueve noches del Árbol Sagrado de la Vida. Si bien no es correcto que deba ser el único material utilizable —está comprobado que había runas de hueso, madera, hierro, etc.—, no podemos negar la fascinación que ejercen estas transmisoras de información del Reino Mineral. Coloridas, frescas, brillantes o translúcidas tienen la ventaja sobre la madera de ser atractivas a simple vista y de agradable tacto en la mayoría de los casos. La desventaja es su poca expresividad. Las runas de piedra se recomiendan únicamente a los expertos.
La frialdad de su naturaleza no es en vano: hacerlas despertar de su sueño es más difícil, pero una vez logrado será una experiencia inolvidable.
Quienes las elijan buscan certezas, discreción, posesiones y sabiduría. Sus relaciones son firmes, aunque marcadas con un tono materialista. No será fácil llegar a su corazón.
El cuarzo blanco, el rosado y la malaquita son adecuados para tratar temas emocionales.
Para la salud, ágata, amatista, lapislázuli y cornalina.
Para finanzas, ámbar, ojos de tigre, amazonita y topacio.
Para asuntos graves, que impliquen amenazas o riesgo de muerte, obsidiana o turmalina.
La mejor manera de grabarlas es, al contrario de lo que se hacía en el pasado, pintándolas. Hay hermosos lápices en librerías especializadas apropiados para pintar sobre cerámica o piedra. Hay colores variados y permiten combinar tonos en distintas gamas.
El mismo consejo aplicado a las semillas vale para las piedras: lo ideal es no barnizarlas, pierden su brillo natural y se vuelven amarillas. Guarde el lápiz con que pintó sus piedras. Al menos una vez al año tendrá que repasarlas, el roce de una con otra las va apagando con el tiempo. En el caso de que se apaguen totalmente trate de no pintar runas equivocadas, con símbolos distintos de los
anteriores. Cuando pintamos una runa imprimimos en esa superficie una idea, una energía propia.
Fuente: El gran libro de las Runas