10/10/2025
🫂DIA MUNDIAL DE LA SALUD MENTAL 🫂
La infancia y la adolescencia son períodos críticos para el desarrollo del cerebro y la salud mental (OPS, 2023). Durante estas etapas, el bienestar y el desarrollo de los jóvenes son muy sensibles a las influencias ambientales (Potter et al., 2017). Un enfoque de salud mental basado en curso de la vida enfatiza que las experiencias en los primeros años de vida no solo dan forma a la salud mental durante la infancia y la adolescencia, sino que también tienen efectos duraderos en la edad adulta, alterando potencialmente la trayectoria de vida de una persona (UNICEF y OMS, 2024).
La calidad del entorno en el que crecen los niños, niñas y adolescentes juega un papel clave en su salud mental, bienestar y desarrollo en general. La exposición a factores como la violencia, el acoso, la discriminación, los conflictos y la pobreza aumenta significativamente el riesgo de desarrollar problemas de salud mental (UNICEF, 2024). Además, cuanto mayor sea el número de factores de riesgo a los que se enfrentan niños, niñas y adolescentes, más profundo es el impacto potencial en su salud mental (OMS, 2025).
Los gobiernos deben desarrollar e implementar políticas basadas en un enfoque de derechos humanos que fortalezcan y amplíen los servicios de salud mental basados en la comunidad. Estos servicios, prestados fuera de los hospitales psiquiátricos, son más accesibles que la atención institucional y se ha demostrado que ofrecen mejores resultados (OMS, 2022). Los servicios de salud mental basados en la comunidad incluyen aquellos integrados en la atención médica general, como la atención primaria y los hospitales generales, así como los centros comunitarios especializados en salud mental, los equipos comunitarios y los servicios de apoyo entre pares. También se extienden más allá del sector de la salud para llegar a los niños, niñas y jóvenes en los entornos donde pasan la mayor parte de su tiempo, incluidas las escuelas y otros centros y organizaciones juveniles.
El fortalecimiento de los servicios comunitarios de salud mental para niños, niñas y adolescentes requiere una mayor inversión en recursos humanos y financieros