09/10/2024
https://www.facebook.com/100050235860361/posts/1072026897815162/?mibextid=PqCCtK4hzfj4vNSU
𝘾𝙪𝙖𝙣𝙙𝙤 𝙩𝙚 𝙘𝙖𝙨𝙖𝙨 𝙘𝙤𝙣 𝙪𝙣 𝙝𝙤𝙢𝙗𝙧𝙚 𝙣𝙖𝙧𝙘𝙞𝙨𝙞𝙨𝙩𝙖, nunca tienes la oportunidad de ser esposa; en cambio, tomas el papel de madre porque estos adultos se comportan como hombres-niños.
𝐕an a trabajar de lunes a viernes y luego pasan sus fines de semana sentados frente a un portátil, descargando música, jugando videojuegos, o creando desastres para que los limpies.
𝐓e encuentras soltera y madre simultáneamente, asumiendo el peso de las responsabilidades sin el apoyo de un socio.
𝐋os narcisistas no se casan por amor o sociedad; se casan porque quieren una criada, cocinera, secretaria, banquero y una niñera.
𝐀nhelan control, no conexión. Sus deseos egoístas los consumen, dejándote dirigir el hogar, criar a los niños y satisfacer cada capricho de ellos.
𝐓us sueños de una relación amorosa e igualitaria se rompen, reemplazados por la dura realidad de la servidumbre.
𝐀 medida que los días se convierten en semanas, y las semanas en años, te conviertes en una sombra de tu antiguo yo.
𝐓u identidad es borrada, reemplazada por los agotadores deberes de manejar la vida de un narcisista.
𝐄stás obligada a sacrificar tus propios deseos, intereses y amistades para acomodar sus demandas.
𝐄l parto emocional es sofocante, dejándote drenada, resentida, y preguntándote cómo acabaste en esta pesadilla.
𝙉𝙤 𝙚𝙨𝙩𝙖𝙨 𝙨𝙤𝙡a 𝙚𝙣 𝙚𝙨𝙩𝙖 𝙡𝙪𝙘𝙝𝙖.
Muchas mujeres han caído presa de la encantadora fachada de un narcisista, sólo para encontrarse atrapadas en un papel sin amor e ingrato.
𝙍𝙚𝙘𝙪𝙚𝙧𝙙𝙖, 𝙩𝙚 𝙢𝙚𝙧𝙚𝙘𝙚𝙨 𝙖𝙡𝙜𝙤 𝙢𝙚𝙟𝙤𝙧.
Te mereces un compañero que te ame, apoye y respete.