12/10/2025
LUTO/SAN PEDRO: Falleció el Padre Eduardo Herrera: Un Sacerdote Marcado por la Paradoja del Reemplazo y el Destino.
La comunidad de la parroquia San Pedro Apóstol se sumió hoy en un profundo dolor tras confirmarse la muerte del Párroco, el Padre Eduardo, luego de un año de lucha reservada contra una compleja enfermedad. Su deceso, que enluta a fieles y vecinos, resuena con una trágica ironía que no pasa desapercibida en la memoria colectiva.
El Padre Eduardo había llegado a la Parroquia en circunstancias igualmente dolorosas: a ocupar la silla pastoral que había dejado vacante el sorpresivo y prematuro fallecimiento del querido Padre Jorge Cantero, un sacerdote recordado por su carisma desbordante y su estrecho vínculo con la comunidad. Si bien el tiempo le permitió forjar su propia huella y ganarse el afecto de los feligreses, su partida evoca hoy un eco de aquel luto inicial.
Desde su llegada, el Padre Eduardo se abocó a la tarea de sanar las heridas abiertas por la pérdida de su antecesor, demostrando una quietud y una entrega que, aunque diferentes al fervor de Cantero, resultaron ser el bálsamo que la comunidad necesitaba para reorientar su fe.
"Fue un pastor que nos acompañó en un momento muy difícil. Con su partida, sentimos que la historia se repite de la manera más dolorosa", expresó una feligresa al borde de las lágrimas.
A lo largo de su servicio en la Parroquia San Pedro Apóstol, el Padre Herrera mantuvo un bajo perfil, centrado en la administración de los sacramentos, la guía espiritual y la continuidad de las obras parroquiales. Su enfermedad fue sobrellevada con estoicismo hasta el final.
El doble golpe a la comunidad, que en un lapso relativamente breve pierde a dos de sus pastores en circunstancias trágicas, plantea un desafío a la fe y la fortaleza de la Parroquia San Pedro Apóstol. La partida del Padre Eduardo Herrera no solo deja un vacío espiritual, sino que también sella un capítulo de sucesiones marcadas por la mano implacable del destino.
DALE SEÑOR EL DESCANSO ETERNO Y QUE BRILLE PARA EL LA LUZ QUE NO TIENE FIN...