21/10/2015
PROMETO AMARTE PARA TODA LA VIDA…
(como si se tratase sólo de voluntad)
En tiempos en donde lo “express, lo instantáneo y lo inmediato son términos que conquistan , lo permanente, lo que se hace esperar, todo aquello que implica dar y esperar por sus beneficios empieza a ser cuestionado de distintas maneras, algunas directas otra indirectas o bien disfrazado de otras elecciones que me hagan tener lo que deseo YA!
Es en estos momentos en donde empezamos a observar entonces que el amor ha cambiado de formas y cada vez más personas se preguntan acerca de su posibilidad de que sea eterno.
Lo cierto es que el amor no es una emoción, sino que es un conjunto de emociones, y como ya sabemos, las emociones no son permanentes, sino que se van alternando a lo largo de nuestros días. Tenemos días en los que nos sentimos felices, otros en los que nos sentimos enojados, otros en los que sentimos que podríamos encarar casi cualquier proyecto y tantos otros en donde creemos que no somos capaces de levantar el dedo índice.
Ahora bien, si el amor no sería algo tan complejo, misterioso, cambiante, y vivido de tantas formas diferentes por cada uno de nosotros, si sería algo lineal simple y fácil de entender y mantener no ocuparía las páginas de tantos poetas, científicos, filósofos y simples mortales que nos preguntamos acerca de su magia y permanencia.
Recae sobre este sentimiento toda una serie de mandatos culturales, religiosos, expectativas personales, historias del pasado e ideales que hacen que muchas veces dejemos en el camino verdaderas historias de amor bajo lemas como: “no es lo que esperaba” “ya no es lo mismo de antes” “o el/ella no puede darme lo que yo necesito” etc.
Lo que sucede es que nadie nos prepara para que en los vínculos más puros de amor, incluso con nuestros hijos, existan también emociones negativas.
Y por otro lado, lo hermoso de aquellas sensaciones que tenemos cuando nos enamoramos se ve confrontada con el hecho de tener que aceptar a un “otro” diferente de aquel que idealizamos cuando conocimos, de un “otro” real con partes de él que no nos gustan y que al principio aceptamos llenos de entusiasmo y que luego nos molestan profundamente y nos obligan a tener que enfrentarnos con nuestras propias frustraciones y renuncias.
Debemos pensar que en todos los grandes proyectos alguna vez al menos aparece el deseo de “patear el tablero” y entender que en esta maravillosa y compleja construcción de una pareja los mejores resultados no se ven en tan sólo quince días como nos venden tantos productos capaces de hacernos más flacos, más jóvenes y más exitosos.
Seamos capaces de mirar al otro sabiendo que en cada historia de amor hay cosas que existirán siempre y otras que no se lograrán nunca y teniendo la posibilidad de mirarnos a nosotros mismos sabiendo que no siempre resultamos para el otro lo espectacular que quisiéramos.
Démosnos tiempo para amar sin prisa para reencontrarnos con aquellos proyectos que nos unieron y hoy ya no están o porque los cumplimos o porque los reemplazamos por otros más atractivos.
Seamos capaces de entender que lo que somos no es lo que éramos y esto exige renovarnos manteniendo aquellas cosas que para los dos son importantes y construyendo nuestra historia de amor como queremos y podemos, teniendo en cuenta que este proceso es incompatible con la prisa.
