05/04/2019
La violencia deja una herida que no termina de cerrar, un dolor que cala hasta el alma de quien la padece, unas lágrimas que piden ser escuchadas, vistas y entendidas, una angustia que perturba hasta la persona más calma, una voz que fue callada, silenciada por temor a no ser oída. Violencia, que es invisble e imperceptible, a veces, para quienes la padecen pero otras tan visble como las marcas que dejan en el cuerpo. No invisilicemos ni legitimemos la violencia porque de esta manera estaríamos justificando y perpetuando su existencia...