19/05/2025
La frustración aparece cuando los niños se enfrentan a situaciones que todavía no pueden resolver.
Y aunque puede parecer incómoda o dolorosa… es una emoción necesaria para crecer.
No es un error que se frustren. Es parte del camino para luego desarrollar otras herramientas como la tolerancia, la perseverancia y la capacidad de resolver problemas.
Entonces, ¿cómo los ayudamos a transitar esta emoción sin que se convierta en miedo o rechazo?
💬Hace un tiempo trabajé con un niño que evitaba completamente actividades de lectura y escritura.
Cada vez que aparecían cuentos o palabras, se distraía, cambiaba de tema, se desconectaba.
¿Por qué? Porque ya sabía que no le iba a salir bien.
Sentía que fracasar era algo que tenía que evitar a toda costa.
💡 Lo que hicimos fue construir un acercamiento hacia el error. (Primero lo miraba en mi: como yo me equivocaba, luego incluía personajes que querían participar y se equivocaban, hasta que luego mi paciente se animó a participar 🙌🏼)
Desde ahí, empezamos a jugar con las palabras. A probar. A fallar. A reírnos. (Si nos equivocábamos inventábamos prendas. “El que se equivocaba tenía que…. (Tambores de suspenso 🥁) Saltar como rana 🐸”
Y de a poco, la frustración dejó de ser algo temible. Incluso sesión a sesión llegaba y lo primero que me contaba era como se había equivocado y resuelto solito la situación.
Nombrar y hablar de aquello que evitaba también fue un gran avance para mi paciente.
Como psicóloga, quiero recordarles que no siempre es fácil acompañar la frustración de nuestros hijos, y está bien que así sea. A veces, lo más valioso no es tener la respuesta perfecta, sino estar ahí, presentes, sosteniendo con amor lo que ellos todavía no pueden manejar solos.
🙋♀️ Me encantaría saber cómo viven estos desafíos en casa.
¿Te animás a compartir tu experiencia en los comentarios?