07/06/2016
Reflexóloga Cecilia Blotta. CIENCIA Y PSEUDOCIENCIA -I.
Una enciclopedia online dice (citamos algunos párrafos): “La iridología es un método de diagnóstico no contrastado, empleado por la pseudomedicina alternativa … La iridología no se sustenta en estudios de investigación de calidad y es considerada una pseudociencia … En la actualidad la medicina convencional rechaza sus postulados y la sigue etiquetando como pseudociencia o charlatanería [charlatán: el que practica algún tipo de estafa para conseguir beneficio económico o alguna otra ventaja mediante el engaño]). No sólo esto sino que contiene groseros errores sobre el modo en que se transmite la información entre el iris y los órganos representados. Hay que reconocer a favor de la enciclopedia que al inicio del tema previene: “Existen desacuerdos sobre la exactitud de la información en este artículo”. Y según su política oficial deriva a “la página de discusión, donde puedes consultar el debate al respecto”.
Esto mismo se da con la que algunos llaman “medicina alternativa”. Y podremos observar que hay reciprocidad, nuestra medicina oficial y esas terapias, se endosan mutuamente al ser “pseudociencia”, inútiles, dañinas y responsables principales de la decadencia de la salud de la población.
CIENCIA: del latín scire—saber; y griego skizein—escindir (como esquizofrenia, mente escindida). Un modo de encuentro con el conocimiento que se adquiere escindiendo el objeto en partes para observarlo y entenderlo mejor.
A la reflexión analítica, Aristóteles sumó la empeiría, el método empírico, basado en pruebas o experimentos.
PSEUDO: gr. pseudos–falso. Pese a que la ciencia y algunos antecedentes del método científico aparecieron hace siglos, la llamada revolución científica se desarrolló a partir del siglo XVII y la medicina occidental se embarcó decididamente en ella.
Ese cambio llevó tiempo. Dos o tres siglos después la gente se seguía muriendo por una medicina precientífica que se había extraviado. Sus prácticas y tratamientos tenían alguna base en la observación, pero todavía no estaba desarrollado y normatizado el método científico (verificación/falsación de hipótesis, probabilidad de efectos aleatorios, ecuación riesgo-beneficio) y otros requisitos para todo lo que pudiera ser usado en el ser humano como agente terapéutico.
Toda aquella práctica errónea no es una base para impugnar a la medicina científica de hoy, pero la autoridad de su progreso tampoco permite negar su crisis actual ni dar pie a que ellos descalifiquen a todas las medicinas alternativas como pseudociencia. La ciencia es un instrumento esencial, pero mal aplicada en esta pugna de intereses contrapuestos sigue conduciendo a una guerra cuyas primeras víctimas son la verdad, la salud y la vida.