03/12/2025
Patakí de Yemayá: “La madre que salvó al mundo”
En los tiempos antiguos, la humanidad estaba perdida.
La gente peleaba entre sí, el hambre reinaba y la tierra estaba seca porque los ríos y mares comenzaban a retirarse.
Los orishas observaban preocupados: sin agua no habría vida.
Un día, Obatalá llamó a todos los orishas a una reunión urgente.
Fueron todos… excepto una: Yemayá, la madre de las aguas.
Mientras discutían qué hacer, un mensajero llegó corriendo:
—¡Obatalá, venid! ¡El mar está bravo y crece sin control!
—¿Quién lo contiene? —preguntó Obatalá.
—Yemayá… está luchando sola.
Todos corrieron hacia la costa.
Al llegar, vieron a Yemayá parada frente a un mar gigante, encrespado, desbordado, listo para tragarse ciudades enteras.
Ella, con su fuerza inmensa, levantó sus manos y ordenó:
—¡Quieto, hijo mío! ¡Regresa a tu lugar!
Pero el mar, lleno de furia, no obedecía.
Entonces Yemayá, con lágrimas de amor por la humanidad, se lanzó dentro del océano.
Hubo un silencio profundo.
Y después de unos segundos, el mar bajó, se calmó y volvió a su rumbo.
Cuando Yemayá emergió, el agua se hizo clara, fresca, llena de vida.
Los orishas se inclinaron ante ella.
Obatalá dijo:
—Yemayá no solo es madre del mar… es la madre de todos nosotros.
Donde ella está, hay vida.
Cuando ella habla, el mundo escucha.
Desde ese día, los ríos, mares y lagunas obedecen a Yemayá,
y por eso cuando alguien se siente perdido, confundido o sin fuerza, acude a ella,
porque la madre siempre recoge a sus hijos.