28/01/2024
Ensoñaciones
Cuando ensueñas mejoras y te conviertes en un ser más atrayente, más ingenioso.
Los ensoñadores se ocupan de ensueños, obtienen su poder y su sabiduría de los ensueños; los acechadores, por su parte, tratan con gente, con el mundo cotidiano, y obtienen su sabiduría y su poder a través del comercio con sus semejantes.
Ser guerreros no es gran cosa; ser un hombre de conocimiento es algo diferente.
Un hombre de conocimiento es un líder, los guerreros precisan de líderes para guiarnos hacia y a través del desconocido.
Un líder se revela por sus acciones; no tienen precio, lo cual significa que no se los puede comprar, sobornar, adular o mistificar.
Los que encontramos podrían haber sido naguales, los naguales son líderes naturales, hombres de tremenda energía que se convierten en guerreros agregando un hito más a su repertorio: lo desconocido.
Un nagual es un guerrero de gran poder que puede conducir a otros a través de la oscuridad.
Si esos guerreros llegan a convertirse en hombres de conocimiento no existe prácticamente límite a lo que pueden alcanzar.
¿Pueden las mujeres?
Las mujeres, como descubrirás algún día, pueden hacer cosas infinitamente más complejas aún.
Durante miles de años la tarea de los chamanes ha sido la de inventar nuevas leyendas o descubrir la verdad escondida en las antiguas.
Aquí es donde figuran los ensoñadores, tarea en la cual sobresalen las mujeres.
Poseen la facultad de abandonarse, de dejarse ir.
La mujer que me enseñó a ensoñar podía mantener doscientos ensueños.
Mantener un ensueño significaba que uno podía ensoñar algo específico respecto de sí mismo y entrar en ese ensueño a voluntad.
Su maestra, dijo, podía entrar voluntariamente en doscientos ensueños que le concernían.
Como ensoñadoras las mujeres son insuperables, son extremadamente prácticas y para mantener un ensueño uno debe serlo, pues el ensueño debe tocar aspectos prácticos de sí mismo.
El favorito de mi maestra era ensoñarse como un halcón; otro como una lechuza.
A veces ensoñaba despierta, era real y absolutamente un halcón o una lechuza.
Para llevar a buen término un ensueño de esa naturaleza las mujeres necesitaban poseer una disciplina de hierro.
Por disciplina de hierro no quiero eludir a ningún tipo de rutina ardua, sino más bien a que las mujeres deben acabar con la rutina de lo que se espera de ellas.
El secreto de la fortaleza de la mujer está en su matriz.
No pueden ser sólo el terreno fértil que debe ser fecundado por el hombre.
Para convertirme en ensoñadora debí vencer al yo que es nuestro ser, y nada, absolutamente nada, es tan difícil.
Nosotras, las mujeres, somos las más desgraciadas prisioneras de nuestro ser.
Es nuestra prisión, hecha de órdenes y expectativas con las que nos abruman desde el momento en que nacemos.
Como tú creí ser libre; para mí entender la filosofía de los guerreros (que la libertad no significaba ser el yo que era mi ser) fue casi la muerte.
Ser yo misma significaba afirmar mi feminidad, y lograrlo consumía todo mi tiempo, esfuerzo y energía.
Por el contrario, los guerreros entienden la libertad como capacidad para hacer lo imposible, lo inesperado. Ensoñar un ensueño que carece de base y de realidad en la vida cotidiana.
Lo excitante y nuevo es el conocimiento de los guerreros, e imaginación es lo que la mujer necesita para cambiar su ser y convertirse en una ensoñadora.
Con respecto a la matriz, el secreto de la fortaleza de una mujer está en su matriz.
Dijo que las mujeres ensoñaban con sus matrices, o más bien, desde sus matrices.
El hecho de tener matriz las hace ensoñadoras perfectas.
La matriz es el centro de nuestra energía creativa.
No te preocupe el cómo se logra.
La explicación es muy simple, y por ser simple es lo más difícil de entender.
Por eso ensueño, y dejo las explicaciones .
-(Ser en el ensueño) de Florinda Donner.
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