06/09/2025
CUANDO EL AMOR SE CONVIERTE EN OPERATIVO POLICIACO.
Por Dr. Manu Carvajal Blancas
¿Alguna vez pensaste que tener pareja era compartir la vida, el café de la mañana y los sueños? Pues para algunas personas, tener pareja es más bien un turno nocturno en la comandancia: revisar celulares, hacer interrogatorios improvisados y levantar actas emocionales a la menor sospecha. Y todo esto, claro, bajo el noble argumento de “solo quería confirmar”.
El problema es que cuando conviertes tu relación en un operativo de la Interpol afectiva, tu pareja deja de ser pareja y se transforma en sospechoso número uno. Tú, en cambio, asciendes al glamuroso rol de mamá/papá o —peor aún— agente de policía de barrio que se toma demasiado en serio su trabajo.
El trasfondo: no es tu pareja, es tu herida:
Aquí entra en escena Lise Bourbeau, quien con una claridad quirúrgica nos recuerda que detrás de esta compulsión por vigilar se esconde la herida de abandono y la herida de traición. Sí, esas pequeñas cicatrices emocionales de la infancia que aprendieron a gritar: “Si no controlo, me quedo sola” o “Si confío, me van a engañar”. Y entonces, en lugar de mirar al ser amado, lo que miras es al fantasma de tus propias carencias proyectado sobre su WhatsApp.
Límites: tu mundo, mi mundo y nuestro mundo
Desde la mirada sistémica, no hay relación sana sin fronteras claras. Hay un espacio tuyo, un espacio mío y un espacio nuestro. Revisar el celular de tu pareja a las 11 de la noche no entra en la categoría de “nuestro mundo”, sino en la de allanamiento emocional. El derecho a la privacidad es tan vital como el derecho al oxígeno, aunque algunos lo olviden cuando sienten el cosquilleo del miedo a ser engañados.
Buen trato y dignidad en pareja
Fina Sanz lo dice con elegancia: el buen trato no es un accesorio romántico, es el pilar de cualquier vínculo sano. Y el buen trato implica respeto a la autonomía, confianza, comunicación clara. Si tu “amor” se expresa en modo interrogatorio de la PGR, lo que estás mostrando no es amor, sino la radiografía de tu inseguridad.
La Gestalt relacional: donde se baila con los demonios
La Psicoterapia no viene a expulsar demonios (tranquila, no es un exorcismo), sino a bailar con ellos. Esos demonios de la cabeza que gritan “me van a dejar” o “seguro me engaña” no hablan de tu pareja, hablan de ti, de tu historia y de lo que no has sanado. Escucharlos en terapia es el primer paso para liberarte de la cárcel de tu propio control.
Y si aún después de todo, sigues desconfiando de manera compulsiva, la conclusión es simple (aunque incómoda): tal vez lo tuyo no sea vivir en pareja. Tal vez lo tuyo sea sentarte contigo, enfrentar tus apegos, tu miedo a la soledad y tus fantasmas. Porque una relación sin paz ni confianza no es una relación: es un calabozo donde ambos terminan perdiendo.
Así que, en lugar de reclutar a tu pareja como sospechoso en tu policía sentimental, busca apoyo en terapia. Allí descubrirás que lo que de verdad necesitas no es una contraseña de celular, sino una reconciliación contigo mism@
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