16/11/2025
“Lo que no se hace consciente se vive como destino.” - Carl Jung
ABANDONO PATERNAL: El monstruo que no fue amado.
Guillermo del Toro dice que su Frankenstein no trata sobre el horror, sino sobre la soledad. Detrás de la criatura marginada y del creador ausente se esconde una metáfora profundamente humana: la del abandono paternal.
Cuando un hijo crece sin la mirada que lo reconozca, sin la presencia que lo sostenga, puede sentirse como un experimento fallido: hecho de retazos, buscando desesperadamente un lugar donde ser visto sin miedo.
El hijo no sólo pierde a un padre, sino también un espejo donde mirarse con pertenencia.
Del Toro reconfigura el mito: el “monstruo” se construye con el abandono de la mirada paterna, la soledad radical del excluido. La persona que no fue nutrida en su identidad se encuentra buscando fuera lo que nunca le fue dado dentro.
La película muestra que el padre no solo crea vida, sino que delega dolor y frustración. Esa sombra se traspasa: el hijo puede repetir el abandono o exorcizarlo. En terapia sistémica esto se llama “transmisión intergeneracional de la carencia”.
En el Frankenstein de Del Toro, la criatura es la sombra de Victor hecha carne.
La criatura no busca matar a su creador, solo ser mirada. En terapia pasa igual: no se busca castigo, sino reconocimiento.
**Lo monstruoso no habita en el hijo, sino en el silencio del padre.**