10/10/2025
La Batalla Invisible que Exige Nuestra Empatía
Conmemorando el Día Mundial de la Salud Mental este 10 de octubre, siento la urgencia de hablar sobre el peligro de la ansiedad crónica y cómo puede derivar en un trastorno de ansiedad, un problema de salud genuino que, por lo general, es desestimado.
Un trastorno de ansiedad no es el resultado de ser débil; es el reflejo de haber sido fuerte demasiado tiempo que puede ser agravado por la coyuntura de la crisis social, política y económica que atravesamos como país.
Algo que he podido constatar es que la principal dificultad para la mayoría de los pacientes no radica en el propio trastorno, sino en la ausencia de comprensión y empatía por parte de su entorno y la sociedad.
La ansiedad no es debilidad ni una exageración, es un caos mental brutal, un dolor que no se detecta en un examen, pero que consume a la persona por dentro.
Quienes la padecen están agotados de fingir, de usar una máscara por el estigma y la vergüenza.
Viven en alerta máxima, sintiendo y analizando el mundo con una intensidad abrumadora que los desgasta constantemente.
Su cuerpo, inevitablemente, grita lo que su mente ha callado, manifestándose en síntomas físicos reales.
En Bolivia, la salud mental no se considera una prioridad nacional, la baja inversión pública en salud, y peor aún en salud mental, junto con el estigma social, limitan el acceso a la ayuda oportuna de la poblacion en general.
Esta situación provoca un deterioro familiar y productivo que nos afecta a todos como sociedad.
Mi llamado final es personal y directo: necesitamos más empatía. Debemos ser tolerantes y conscientes de las batallas silenciosas de los demás.
Entender esta realidad es el primer y más humano paso para cuidarnos y fortalecernos como sociedad.