04/09/2021
Por una educación con Amor y Disciplina.
"La letra con sangre entra", decían los maestros en tiempos de tus abuelos, querido lector.
Era la regla pegarle al chiquillo en la escuela si se portaba mal, si no ponía atención o si era b***o. Sí, b***o. Así se les decía a los niños que no se aprendían la lección. Hasta orejas les ponían y los sentaban en un rincón.
Pocos habrá hoy que aprueben aquellos métodos, ¿no creen?
¡Qué salvajes! me dirán, y con toda razón. Era una forma de enseñanza primitiva y brutal, que no discernía. Sin distingos, se medía a todos con la misma vara y se anulaban muchos talentos, quizás de por vida.
Pero... cuando pongo una nota en esta página diciendo que a los niños no se les pega, me meto en problemas con cientos de lectores que me salen con que estoy apoyando a la "generación de cristal", qué por eso son delincuentes, qué más vale el golpe a tiempo, qué la chancla es la psicóloga y no sé cuántas sandeces más.
Amigos: pegarle a un niño es un abuso. Es antipedagógico, es cruel, es retrógrado, es traición. Traición porque quien le pega es quien debería defenderlo.
A los niños no se les pega porque están indefensos a nuestra merced.
"A los niños no se les pega porque los niños son personas, y a las personas no se les pega".
(Pallamares)
A aquellos que me alegarán que son buenas personas gracias las nalgadas oportunas, les diré que lo son a pesar de las nalgadas.
Tú que pegas no lo aceptarás quizá, pero al pegarle al niño te sientes humillado.
A no ser que seas un auténtico malvado, si pegas es porque has perdido el control, y después te sentirás muy mal.
Ya es hora de reconocer que los golpes que nos dieron de niños sí nos lastimaron. Eso no nos hace débiles, al contrario.
¡Saludos!
(La imagen es una ilustración para el libro de Tom Sawyer, de Mark Twain. El autor es Norman Rockwell. Les sugiero buscar sus obras, ¡son geniales!)
Dr. Alberto Estrada Retes