11/14/2025
Anorexia nerviosa: síntomas ocultos y abordaje terapéutico
Introducción
La anorexia nerviosa es uno de los trastornos de la conducta alimentaria más complejos y potencialmente graves. Se caracteriza por la restricción deliberada de la ingesta de alimentos, un intenso miedo a aumentar de peso y una alteración profunda de la percepción corporal (American Psychiatric Association [APA], 2022). Sin embargo, uno de los aspectos más desafiantes del cuadro clínico es que muchas personas que la padecen no reconocen la enfermedad. Esta falta de conciencia, denominada anosognosia, interfiere significativamente en la búsqueda de ayuda y en la adherencia al tratamiento (Treasure et al., 2020).
Síntomas encubiertos y mecanismos de negación
Cuando el individuo no se da cuenta de que su conducta es patológica, los síntomas se expresan de manera indirecta y sutil. Entre los más característicos se encuentran:
• Negación del hambre: la persona afirma no tener apetito o sentirse satisfecha con pequeñas cantidades de comida. Suele justificar su falta de alimentación con excusas como “ya comí antes” o “no tengo hambre” (Garner, 2019).
• Preocupación excesiva por la figura y el peso: se observa un pensamiento obsesivo sobre el cuerpo, acompañado de comparaciones constantes y de un sentido de autoevaluación basado exclusivamente en el peso corporal (Fairburn et al., 2003).
• Ejercicio compulsivo: el ejercicio se convierte en una práctica rígida y excesiva, incluso cuando hay fatiga o lesiones. Esta conducta busca compensar cualquier ingesta o controlar la ansiedad (Zipfel et al., 2015).
• Aislamiento social: la persona evita reuniones donde haya comida o contacto social que pueda poner en evidencia su problema (Steinhausen, 2009).
• Cambios emocionales: irritabilidad, dificultad para concentrarse, insomnio y sentimientos de culpa tras comer son frecuentes, aunque no siempre reconocidos como síntomas (APA, 2022).
• Manifestaciones físicas: pérdida significativa de peso, piel seca, hipotensión, caída del cabello, alteraciones menstruales y fatiga generalizada, que suelen minimizarse o racionalizarse (Treasure et al., 2020).
La negación y el autoengaño son mecanismos defensivos que protegen la frágil identidad del paciente, ya que la restricción alimentaria le proporciona una ilusión de control y autonomía frente a conflictos emocionales subyacentes (Bruch, 1978).
Estrategias de intervención y tratamiento
El abordaje terapéutico de la anorexia nerviosa requiere una intervención multidisciplinaria, donde confluyan la psicoterapia, la atención médica y la reeducación nutricional. Dado que la conciencia de enfermedad suele estar comprometida, el primer objetivo clínico es establecer una alianza terapéutica empática y no confrontativa.
1. Alianza terapéutica y motivación al cambio:
La relación terapéutica debe basarse en la confianza, evitando imponer cambios inmediatos. El terapeuta ha de escuchar activamente y ayudar al paciente a explorar sus ambivalencias respecto al control del cuerpo y el miedo a perder identidad (Vitousek et al., 1998).
2. Psicoterapia individual:
La terapia cognitivo-conductual (TCC-E) ha mostrado eficacia en la modificación de los pensamientos disfuncionales sobre el cuerpo y la comida (Fairburn, 2008). Sin embargo, los enfoques psicodinámicos profundos permiten trabajar los conflictos inconscientes en torno a la dependencia, el control y la autoimagen (Bruch, 1978; Lemma, 2016).
3. Intervención familiar:
En adolescentes y adultos jóvenes, la terapia familiar de tipo Maudsley ha demostrado eficacia para restablecer patrones de alimentación saludables y reducir la dinámica de culpa entre los padres (Lock & Le Grange, 2015).
4. Atención médica y nutricional:
La restauración del peso debe realizarse bajo supervisión médica, con un plan de alimentación progresivo y acompañado de seguimiento psiquiátrico para tratar posibles comorbilidades como ansiedad o depresión (Zipfel et al., 2015).
5. Reintegración corporal y emocional:
La terapia corporal, la arteterapia y la práctica de mindfulness pueden facilitar la reconexión con las sensaciones físicas y promover una experiencia del cuerpo más integrada (Cook-Cottone, 2015).
La anorexia nerviosa no solo implica una distorsión alimentaria, sino una alteración profunda en la relación del individuo con su propio cuerpo y con el entorno afectivo. Cuando el paciente no reconoce su enfermedad, la tarea terapéutica requiere paciencia, empatía y coordinación interdisciplinaria. Más allá del objetivo de recuperar peso, el tratamiento debe orientarse hacia la reconstrucción del sentido de identidad y la reconciliación emocional con el cuerpo, promoviendo un proceso de autoconciencia y cuidado genuino.Si te encuentras en esta situación y no sabes cómo solucionarla, llámanos al 604-861-1071 te podemos ofrecer la ayuda y el apoyo que necesitas.