Psicólogo Samuel Jiménez Letelier

Psicólogo Samuel Jiménez Letelier Psicólogo experto en comunicación humana. Convencido de que la vida en pareja puede ser un sueño

Con profunda pena nos enteramos anoche de tu partida querida Verito Maria Veronica Rivera Vasquez. Te damos gracias por ...
11/09/2024

Con profunda pena nos enteramos anoche de tu partida querida Verito Maria Veronica Rivera Vasquez. Te damos gracias por todo el cariño siempre recibido, por tu simpatía eterna hoy más eterna aún... Una tremenda dirigenta de la cual guardaremos los mejores recuerdos siempre... Verito querida... que tu viaje sea al fin tranquilo y en paz, aquí nos quedaremos reflexionando sobre como pese a tanta dificultad siempre tuviste fuerza para sonreir y apoyar a quienes más lo necesitaron... Se te recordará mucho. Hoy con dolor, mañana con nostálgica alegría.... Vuela, tu alma se ha liberado.

08/04/2024

Muchisimas gracias a tod@s por sus saludos en el día de mi cumpleaños ayer!! Feliz

08/03/2024
25/07/2018

COLUMNA: Tu Teléfono, Mi Angustia.
Ps. Samuel Jiménez Letelier

Momento final del día. Cada uno ha llegado de su trabajo. Acostados esperan el inicio de la nocturna en la tele. Comerciales. Tiempo de revisar mi celu. De pronto observo una mirada indiscreta sobre mi hombro y me encuentro con sus ojos, si, esos mismos ojos que me enamoran buscando quien sabe qué en la pequeña pantalla de mi dispositivo.
Seguramente, más de alguna vez nos hemos visto en ésta característica situación, un lugar común en tiempos del amor tecnologizado y en red. La intercomunicación instantánea entre múltiples actores nos pone hoy gracias al teléfono celular en una enorme exposición mediática, que a ojos desconfiados, es la manifestación más pura del peligro a la estabilidad en la relación de pareja. Vamos enfocando en el aparatito, todos nuestros temores y angustias y vemos cómo se va transformando en una enorme amenaza para todo lo que hemos construido.
Lo cierto es, que con la llegada de esta nueva era y todos sus avances tecnológicos, efectivamente hoy por hoy tenemos acceso directo e instantáneo a un sinfín de aplicaciones, sitios web y redes sociales que para quien quiere experimentar más allá de responsabilidad y el compromiso aceptado en pareja, resulta un universo de posibilidades. Por lo tanto, y dicho todo lo anterior, no es un miedo sin razón, tiene lógica y sustento, lo que explica por qué cada sonidito de las notificaciones del whatsapp de él (ella) cala tan hondo en nuestra mente… y si eso va acompañado de una sonrisita o una expresión “poco conocida”, es porque estamos, definitivamente, en el in****no.
Por cierto no es algo que le pase a todo el mundo, algunas parejas, como ya lo hemos dicho, tienen estas capacidades extraordinarias de mitigar la angustia que pudiera ocasionar una situación como esta de manera muy natural. Por ejemplo, una solución a esto sería simplemente preguntar. “Y con quien estás hablando que te ríes tanto”. Si no ocupamos este método es porque muchas veces creemos que es asumir que estamos celosos o que desconfiamos, lo que suele llenarnos de vergüenza y por lo tanto es una conducta que generalmente reprimimos. Pero que fácil sería verdad, simplemente preguntar lo que queremos saber. No tiene nada de malo, no es una falta de consideración a la privacidad del otro si finalmente podemos aceptar la respuesta y es aquí dónde está el real problema, pues muchas veces no nos conformamos con la explicación y por lo tanto generamos una costosa pelea.
Abordar el tema con sentido del humor, siempre es también una buena estrategia. Tirar una broma, “hacerse el celoso (a) simpático”, hablar en tono de guagüita para sacar una risa puede ser también una buena manera de bajar la angustia y quebrar la tensión que la situación genera.
Por último, un tercer consejo sería lo que llamo la técnica de “apagar el incendio en tu cabeza”, es decir accionar de manera silenciosa y con un plan de argumentaciones lógicas para la eliminación de ideas irracionales. Primero cuestionamos nuestra propia angustia, preguntándonos de donde viene ese miedo. Luego seguimos preguntándonos las cosas que nos hacen ruido y vamos dándole explicaciones coherentes. Por ejemplo: “Por qué debo creer que cuando está respondiendo mensajes en su celular lo hace con otra persona… y si es así, por qué debería creer que es un engaño?... No es lógico, si estuviera haciendo algo indebido no lo haría justo a mi lado, buscaría un lugar privado… en realidad, no tengo por qué angustiarme “.
Las crisis de confianza por cierto es un elemento agravante en este tipo de situaciones. Si han existido infidelidades, secretos u omisiones por parte de alguno de los integrantes de la pareja, por cierto que se gatillarán de manera mucho más fácil estas situaciones y se activarán como un cuadro de estrés post traumático cada vez que el (ella) tome su teléfono e interactúe con el equipo de manera misteriosa.
Esta trivial y común situación descrita del teléfono, cuando pasa de ser una anécdota pequeña y se transforma en un tema que provoca discusiones y demandas de información son el significante de una crisis mayor que debe ser abordada de manera consciente y cuidadosa. No aumentar la angustia de la pareja es un deber de cada uno, como también lo es el respeto por la privacidad del otro, pero lo que sin duda es el deber más importante de todos es el generarse de manera constante espacios de compartir, de vivir la relación en detalles, con tacto y besos… no con teclas, ni emoticones.
Nota Final: Apague el celular. Hay algo mucho mejor, justo a su lado.

19/04/2018

COLUMNA:
Te Quiero, Pero no te Necesito
Ps. Samuel Jiménez Letelier

Van en el auto, los dos tomados de la mano. El destino es la pura felicidad. Un fin de semana soñado los espera en un par de cientos de kilómetros. Él toma su mano cariñoso… la mira mientras ella sigue al volante sonriendo. Se acomoda en su asiento en dirección a ella y le dice: “Te amo tanto… creo que no podría vivir sin ti…”. Él espera una respuesta acorde al nivel de romanticismo de tan enorme declaración. Ella lo mira sin dejar de sonreír y en un amoroso tono despliega la feroz frase: “Yo si podría vivir sin ti… Pero no quiero”. El enamorado amigo murió y vivió en la misma oración, pero jura hasta hoy que nunca nadie le hizo antes una mejor declaración de amor.
Centramos nuestras relaciones de pareja en un enfoque de dependencia que aprendemos a validar desde la idea preconcebida de que el otro es un suplemento y no un complemento. La idea es absolutamente nociva para la relación pues nos conecta con la deuda y el deber y nacen desde ahí ideas absurdas que nos dicen que estamos obligados moralmente a amar a quien nos ama y más aún, que quien amamos debe estar siempre ocupado en nosotros.
Lo cierto es que antes de ser pareja debemos aprender a ser individuos. La vida de a dos es maravillosa, pero sólo si antes se ha aprendido a convivir con uno mismo. Cuando ocupas a tu pareja como un distractor de ti mismo, como una manera inconsciente de no enfrentarte y asumir tus propios dolores y miedos transformas tu relación en un bastón, un algo en que apoyarte y en ese acto renuncias a tener a tu lado a un alguien con quien disfrutar.
Por cierto, que en la vida en pareja no todo es disfrute de manera directa y el apoyo en una relación es una herramienta fundamental para avanzar en la vida. Pero esto se valida cuando los roles al interior de la pareja son dinámicos y puedo transformarme en apoyado y en apoyo y así asistirnos mutuamente en cada desafío de la vida.
Pero más allá de eso, la importancia de tener conciencia de que antes de ser pareja somos un Yo, nos ayuda a vivir la relación sobre un eje de libertad, que es básicamente el ecosistema donde el amor crece y se desarrolla.
Para clarificar. Tenemos entonces aquí un versus muy interesante y revelador. Si respiramos por los pulmones de nuestra pareja, se genera el cuadro de dependencia que envía el aterrador mensaje de “Si tu te vas, yo me muero”: Culpa. Y si hay culpa no puedo moverme y quien no se mueve se muere.
Si por otra parte aprendemos a respirar por nuestros propios pulmones comienzan a pasar cosas maravillosas. La felicidad pasa a ser un patrimonio personal y único. Que nunca nos pase que la felicidad dependa de tantas personas. Es más, mientras de menos personas dependa tu felicidad, tanto mejor para ti. Ocurre también que al no tener que ocupar a la persona amada, no se desgasta y por tanto le regalas felicidad en lugar de culpas. Cuando somos capaces de hacernos responsables del único ser humano que nos pusieron a cargo, que somos nosotros mismos, nos conectamos con la profunda satisfacción de la independencia, que nos da la oportunidad de elegirnos cada día, cuando estamos en pareja. Ojo. No elegirla. No elegirlo: Elegirnos.
Entender al otro, como dice Maturana, como un legítimo otro, con historias, derechos, libertades, dificultades y propósitos tal cual, como yo, es un regalo para uno mismo, más que para la pareja. No se trata de egoísmos mal entendidos. Se trata de hacer tu trabajo y dejar que tu pareja haga el suyo.
Y entonces amigos míos, comienzan a ocurrir los milagros (pues los milagros existen, pero se trabaja para que ocurran), un día comienzan a caminar juntos dos libertades tomadas de la mano y el mundo se hace inmenso y cálido. Aparece entonces la poesía del amor y con ella sus poetas que inspirados por tanta maravilla notifican al mundo lo que ven decretado en versos fundamentales:
“Y en la calle codo a codo, somos mucho más que dos” (Benedetti).

23/03/2018

Siempre es necesario agradecer a los Medios de Comunicación local que constantemente nos están acompañando... Un abrazo grande a Canal 21, Revista Murano, Radio El Sembrador, Radio Alborada, Radio El Buen Pastor, Radio Macarena, entre tantos más que hoy se nos pueden olvidar... Y además y de manera muy especial a cada uno de ustedes, que en cada Me Gusta o RT multiplican y multiplican los mensajes que queremos enviar a nuestra comunidad con todo nuestro cariño y humildad.... Mil gracias por siempre destacar a nuestros profesionales de Sentido Humano,,,, GRACIAS TOTALES!!

Un abrazo a todas las parejas pacientes de mi consulta. Aplaudo la valentía de hacer cosas extraordinarias para seguir s...
21/03/2018

Un abrazo a todas las parejas pacientes de mi consulta. Aplaudo la valentía de hacer cosas extraordinarias para seguir siendo un Nosotros...

13/03/2018

Lo mismo pasa en las relaciones de pareja. Cuando crees que ya todo esta perdido, siempre puede pasar algo que haga el milagro...

14/02/2018

COLUMNA DIA DEL AMOR: EL AMOR REAL
Por Ps. Samuel Jiménez Letelier (Te invito a COMENTAR y COMPARTIR)

Como constructo hipotético esto de que el amor es miel sobre hojuelas resulta ser una soberana ridiculez. Creer que una relación estará ausente de problemas y creer que ello es significante de bienestar es en definitiva no entender nada de nada de las relaciones de pareja.
Hablamos de que sin duda alguna el vínculo humano más complejo de todos es justamente la relación de pareja. Hablamos del núcleo de la familia, que a su vez es el núcleo de la sociedad. Sin embargo, la pareja a diferencia de las relaciones filiales está constituida por dos perfectos desconocidos que un día como cualquiera se conocieron y comenzaron a sentir atracción física primero y luego otras cosas adicionales que los llevaron a querer correr el riesgo de armar algo juntos.
La pareja no tiene la incondicionalidad que tenemos con los hijos o con los padres. La pareja, al menos las parejas sanas, no se vinculan desde el justificar y aguantar todo. Las relaciones de pareja se quiebran y esos quiebres duelen hasta el alma. Bien dicen por ahí… No existen las separaciones, más bien los desmembramientos.
Con todo esto en consideración, es que nos damos cuenta que para poder llevar adelante una relación de pareja no solo se necesita tener una linda historia, sino más bien un presente real, en el cual no se busque evitar los conflictos sino más bien saber llevarlos.
Sin duda alguna hay dos características esenciales que diferencian una relación de pareja de una simple amistad. Primero, por cierto, la presencia en el vínculo de sexualidad. Comparten una intimidad sexual que los identifica como pareja. Lo segundo es la presencia de conflictos. Las parejas discuten, pelean, tienen diferencias. Es precisamente en este último punto en donde podemos entender, que los mayores esfuerzos deben estar en encontrar las mejores estrategias para poder vivir los conflictos de manera sana, no cayendo en descalificaciones personales y buscando siempre la generación de acuerdos en medio de las diferencias.
Es que así es el amor real. Imperfecto. No ausente de conflictos, de dolores. El dicho que reza que el amor es lo más grande del mundo es en efecto cierto, pero debemos agregar a esa oración que es tan tan grande que adentro de él cabe de todo. Cabe la pena, la envidia, el s**o, la pasión, el egoísmo, la competencia, la admiración… Todo.
El amor real nace de manera inexplicable y puede morir también de un momento a otro. Si no se necesitaron grandes razones para que los dos se juntaran por qué habría de existir grandes razones cuando la relación se termina.
No existe la justicia en el amor real. Es de tal manera injusto que no existe ni siquiera la posibilidad de demandar cuando se termina. Por eso lo único sensato es conformarse con amar o haber amado y nunca enfurecerse cuando ya no somos amados. Un amigo decía que no es tanto la falta de amor si no la falta de amar. Qué razón tenía.
El amor real tiene cara deslavada. Son dos al amanecer sin cepillarse aún los dientes. Es pelo chascón pero con coquetería viva. Es compartir una copa de vino a la luz de las velas, pero también son dos metidos en la micro, apretados, sudorosos, apresurados.
El amor real tiene poco tiempo. Casi nunca son solo dos y casi siempre hay más gente. Igual no más se las arreglan para un beso encapuchado entre la cocina y el living de la casa mientras se acarrean vasos de jugo para las visitas.
El amor real, tal cual pasa con las estrellas, se ve mejor en el medio de la oscuridad. Cuando las dificultades, los problemas de plata, la enfermedad se hacen presentes, entonces el amor real brilla, acoge y calefacciona el alma.
El amor real debe vivirse cada día. Disfrutar de cada momento, incluso de los malos, pues de ellos se aprende y se edifica. Si no hay sufrimiento no hay amor real. Si no hay problemas, tampoco. Beberse la vida a sorbos, algunos dulces y otros amargos es la única manera de saber que en definitiva si se ha amado y se ha amado en serio

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Chillán
3780000

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