28/10/2025
Llevo años haciendo musicoterapia en hogares pero lo que ocurrió esta semana no me había pasado nunca antes. Hace dos semanas, al final de la sesión grupal, una residente bastante autovalente de un hogar donde trabajo me pidió música de Leo Marini y Pedro Vargas, pero yo no me sabía nada de ellos en ese momento y ella tampoco recordaba nombres de canciones. Le dije que la próxima semana revisáramos canciones en busca de aquellas que eran más significativas, y así lo hicimos. Sin embargo, tras escuchar varias canciones de estos autores no dimos con las canciones que pertenecían a sus memorias. Quedamos de seguir buscando. Mi sorpresa fue esta semana, al final de la sesión ella se acerca y me entrega estos 3 papelitos escritos de su puño y letra diciéndome "perdone que no me acuerde más de la letra, pero estas son las canciones que estaba tratando de acordarme la otra vez". Esto me hizo pensar en varias cosas positivas del efecto de las sesiones de musicoterapia, de las que desprendo al menos 3:
1. Hizo un tremendo ejercicio de memoria musical y de largo plazo, que gracias a los componentes melódicos y rítmicos le permitieron recuperar los textos, a pesar de no escuchar estas canciones en muchos años. Aquí el valor mnemotécnico de la música como un dispositivo que ayuda a la memoria declarativa.
2. La energía y las emociones que contiene y gatilla la música, incluso en el recuerdo plenamente imaginario, en el contexto de una relación musicoterapéutica, fue la que sostuvo el esfuerzo de escribir estas canciones, pues tenían el fin de ser entregadas a un otro que le importa.
3. La relevancia de mantener activas y disponibles las habilidades de lectoescritura en la población geriátrica.
Ahora tengo la tarea de aprenderme estas canciones y a través de esto, validar su persona y su esfuerzo, y luego juntos explorar en las asociaciones, positivas o negativas, que mantienen estos simples papelitos, pero que esconden una profundidad que sólo la relación musicoterapéutica puede conocer.