Salud Consciente Villa Prat

Salud Consciente Villa Prat Salud Consciente Villa Prat, está enfocada a ofrecer Talleres de Yoga, Meditación, Alimentación Consciente. Terapias con Flores de Bach.

Terapia con Biomagnetismo. Terapia de Relajación guiada y también Hierbas medicinales.

04/08/2025

ESTE DOLOR NO ES MÍO
✨🪶
Lo que no se expresó en la familia, como por ejemplo, secretos, injusticias y exclusiones, quedan latentes en el sistema familiar, sin descansar, esperando ser vistos, reconocidos y reconciliados por sus descendientes, por las nuevas generaciones.

Y así hemos escuchado frases de los grandes "maestros":

“Aquellos que amamos y que hemos perdido ya no están donde estaban; ahora están donde estamos nosotros".
San Agustín

"Lo no resuelto regresa en forma de destino". Carl Jung

"El que no conoce su historia tiende a repetirla". Bert Hellinger

"Somos menos libres de lo que creemos". Anne Ancelin Schutzenberger

"Todo el mundo debería conocer su árbol genealógico. La familia es nuestro cofre del tesoro o nuestra trampa mortal".
Alejandro Jodorowsky

“Lo que se calla la primera generación, la segunda lo lleva en el cuerpo”.
Francoise Doltó

"Este dolor no es mío".
Mark Wolynn

Y así de manera inconsciente vivimos por ellos o como ellos, por nuestros padres y ancestros, por amor ciego, repitiendo historias de sufrimiento hasta que alguien de la familia despierte y con amor y honra, reconcilie esta historia en el gran Alma familiar, dando paz al pasado, conectando el presente y liberando el "futuro".

LillyAvi

04/08/2025

LA LEY DEL ESPEJO.
No me conoces, me imaginas.
Sólo ves en mí lo que eres tú.
🔸️Si en mí ves amor, es porque en ti
hay amor...
🔸️Si en mí ves agresividad, es porque
en ti hay agresividad.
🔸️Si admiras una cualidad mía, es porque
tú también tienes esa cualidad...
🔸️Si te parezco tonto, deberías analizar
tu comportamiento
🔸️Si hay algo en mí que odias, estás
odiando eso de ti que no te gusta.
No es de extrañar...
Soy un reflejo que proyecta tu realidad.
Sólo me imaginas, soy tu invento,
y solamente verás en mí aquello
que reconozcas en ti.
Si te gusta lo que ves en mí, ¡No lo cambies!
Pero si no te gusta... ¡Cámbialo en ti!
En lo que a mí respecta:
Yo te amo, porque eres el espejo que elegí para observarme y crecer.

Alejandro Jodorowsky

04/08/2025

Mi amado Hombre:
A ti también te libero del cuento donde siempre tienes que ser el príncipe, el valiente o el rescatador, y por supuesto, el príncipe encantador.

Te libero del cuento donde buscas, rescatas, y amas solo a una princesa..

¡Qué tal que a quien amas es a la bruja,
al dragón, a la campesina, a la que se rescata sola, a la que no vive en el castillo, a la que no es la más bella más que para tus ojos!

Te libero del cuento donde tienes que ser de un color: el azul.

Qué absurda manera de encasillarte habiendo un mundo de colores, sabores y oportunidades para ti. Vístete del color que quieras rojo, amarillo, negro, arcoiris ¡El que tu quieras!

Te libero del cuento donde siempre eres fuerte, el más valiente, el más guapo y el que por supuesto ya posee un castillo.

El que tiene tesoros y riquezas, o por lo menos alguna herencia.

¡A ti también te han dañado y te han impuesto estereotipos de valentía, posesión y fortaleza!
Te libero del cuento donde jamás se te permite llorar, donde la confusión, el caos y la derrota no existe, donde te has dado cuenta que tu papá no es un Rey.
¿Qué tal si no quieres ser el héroe?

Quizá se te antoja ser el villano, el que no puede, el que renuncia a todo, el que es salvado, y el que no quiere tener princesa o un cuento de: “Se casaron y fueron felices por siempre.”

Te libero del cuento donde siempre hay mil batallas, monstruos, dragones, oscuridad, y con ello la consigna de que para todo se tiene que luchar, que todo es guerra y competencia.

¡Qué cansado debe ser tener que ser caballero en guerra por la eternidad!

Te libero del cuento, del hechizo, y del amor mágico e impuesto, para que mejor construyas tu mundo a tu manera, como tú elijas, y desde tu propia identidad.

Te libero del cuento y te cuento:
Nosotras ya aprendimos a rescatarnos solas.
No todas somos princesas frágiles, ya no estamos dormidas ni atrapadas en nuestro cuento.
Amamos al hombre que ríe, juega, es inteligente, sarcástico, sensible, a veces miedoso y llorón.

Nosotras ya salimos del cuento y te esperamos en este lado, en la vida real donde tu puedes ser TÚ, y yo puedo ser YO… sin tanto cuento.

01/08/2025

🧬 Ser adoptado no es haber sido abandonado.
Es haber sido elegido por dos sistemas.

Desde la mirada sistémica y transgeneracional, la adopción no solo une personas, une historias, une linajes, une memorias que buscan completarse.

Pero también confronta tabúes, heridas y secretos que muchas veces permanecen en silencio…

🔹 ¿A quién se excluyó del relato?
🔹 ¿Qué verdad quedó sin contarse?
🔹 ¿Qué vacío intenta llenar el amor que no puede nombrar su origen?

Ser adoptado no borra tu historia original. La amplía.

No hay sustitución. Hay integración.

El niño adoptado pertenece a dos sistemas:
– El que lo vio nacer (con sus luces y sus sombras).
– Y el que lo vio crecer (con su amor y sus propias heridas).

Negar uno… es fracturar su identidad.

🧠 Desde la PNL sabemos:
La identidad se forma por el lenguaje y las experiencias.
Y muchas veces, el discurso de la adopción dice:

– “Te salvamos”
– “Tu familia de verdad somos nosotros”
– “Olvida lo anterior, eso no importa”

Sin querer, se siembra un mandato invisible:
"Sé agradecido. No preguntes. No mires atrás."

Pero el inconsciente sí recuerda.
Y el cuerpo también.

⚖️ ¿Qué necesita el alma de un niño adoptado desde un ENFOQUE SISTÉMICO ?
✅ Saber que puede amar a ambos sistemas sin culpa.
✅ Sentir que su origen no es una falla, sino parte de su destino.
✅ Ser visto como un puente entre historias… no como un corte limpio.

📍 Porque ningún árbol puede crecer alto si le negamos sus raíces.

📍 Y ningún hijo puede sanar si no puede mirar el rostro de quienes le dieron la vida, aunque haya sido solo por un instante.

💥 La adopción no es el final de una historia.

Es el comienzo de una alquimia.

Una oportunidad de integrar lo que parecía roto.
De sanar lo que fue doloroso.
Y de hacer espacio en el corazón para todos los que vinieron antes… aunque no estén presentes.

29/07/2025

"PARA LEER EN SILENCIO"
ABANDONO" (Por Gabriel Rolón)
A todos nos abandonaron un día. Y cuando digo abandonar, no me refiero sólo a un acto extraordinario.
Traumático. No. Es más simple. Pero duele igual.
A todos nos abandonaron en el medio de un quilombo.
En el inicio de un proyecto.
En el placer del logro cumplido.
En el momento menos pensado.
En el momento más esperado.
A veces pasa, que te das vuelta y no tenés quien te junte los mocos, quien te dé la palmada en la espalda, quien te guiñe el ojo cuando algo te salió bien y quien te limpie las rodillas cuando te fuiste al pasto.
Todos sabemos de la soledad que se siente cuando nos sentimos solos.
Porque todos fuimos abandonados un día.
Y entonces, encontramos un secreto tristísimo, un acto paliativo, para tapar ese pozo.
Vemos gente que se come la angustia tragándose un paquete de ci*******os,
el otro que corre y corre como un loco a ver si el viento en la cara le vuela ese agujero en el pecho.
Personas que se comen las uñas junto con los nervios y la ansiedad paralizante.
Paquetes de galletitas que van a parar a la boca sin noción de que lo que se intenta matar, no es el hambre.
O por lo menos , no ese.
Pibes que se perforan la nariz y las venas, con alguna que otra cosa que lo pase a otra realidad por un par de horas.
El otro se pone a jugar lo que no tiene.
Vos comprarás compulsivamente cosas que no necesitás, para sentirte un poco vivo por un instante.
Y yo me quedaré mirando una película, que me habilita disimuladamente a llorar mirando afuera, lo que no tengo ganas de mirar adentro.
Es que somos tan jodidos con nosotros mismos que cuando peor estamos, es cuando más nos castigamos.
Porque todo eso que te comés, te come a vos.
Te pone peor.
Te suma al abandono, la culpa de hacer algo que sabés que no es genuino.
Que no es lo que querés.
No comés así por hambre.
No corrés por deporte, cuando te estás rajando de vos.
No te intoxicás por placer.
No te acostás con esa mina por amor.
Tapás.
Escondés.
Tirás abajo de la alfombra.
Cerrás los ojos.
Te ponés un bozal y un par de auriculares para no escuchar tu corazón.
Date cuenta.
Te estás comiendo a vos.
Y quizá, el secreto esté en frenar.
En sentir.
En recordar, que en ese abandono lo que te falta, es lo que tenés que buscar.
Amor.
Quizá sea hora de pedir ese abrazo.
De acostarte en las rodillas de tu mamá.
De poner la pava y llamar diciendo, sí, te juro que te necesito.
Es ahora. Después no. Ahora.
Andá a esa casa. Hablá con quién te escucha. Llorá. Gritá.
Decí. Vomitá. Pedí. Da.
Ahora.
Hacer malabares, en medio del despelote, no tiene más que un resultado despelotado. Resultado que no va a curar la herida que te sangra, porque le estás metiendo una curita.
Y las curitas no curan.
Las curitas tapan.
Y vos sabés muy bien que el dolor tapado no es dolor sanado.
Pará un poquito. Mirá en el espejo de tu alma. Frená.
Mirá lo que te falta y salí a buscarlo en dónde creas que lo puedas encontrar. De verdad.
No revolotees como mosca en platos vacíos.
Pedí lo que necesitás si ves que solo no podés.
Porque no hay peor abandono que el que se hace a uno mismo. Con eso no se juega. No tenés derecho.

10/07/2025

Si no modelas el respeto, solo exiges lo que no das. Muchos padres exigen respeto como si fuera automático: “porque soy tu madre”, “porque soy tu padre”. Pero el respeto no nace de la exigencia: se cultiva desde el ejemplo.
Cuando solo corriges gritos con gritos, cuando exiges obediencia sin escuchar, lo que estás enseñando no es respeto… es miedo o resentimiento.
La inteligencia emocional en los vínculos familiares empieza cuando el adulto regula su reacción.
El respeto forzado crea distancia emocional y rebeldía interna. El adolescente cumple… pero deja de confiar.
Respetar no significa ceder autoridad. Significa ejercerla con coherencia, sin humillar, sin herir. Y eso no se dice: se demuestra.

🧩 Ejemplo real:
Luciano, 14 años, le habla mal a su madre. Ella le responde con gritos, castigo y amenazas. Luego le exige: “¡Exijo que me respetes!”
Luciano asiente… pero se encierra en su cuarto, frustrado y en silencio. No aprendió a respetar: aprendió a no hablar.

🎤 Testimonio (voz del padre/madre):
“Le dije que el respeto era lo más importante… pero me di cuenta de que yo tampoco la estaba respetando .
Solo buscaba que obedeciera.”

✍️ Ejercicio para padres:
1. ¿Cómo reaccionas cuando tu hijo se altera? ¿Lo escuchas o solo corriges?
2. ¿Tú también alzas la voz para exigir que te escuchen?
3. ¿Cuál es tu modelo de respeto en casa: lo pides… o lo vives?

✅ Consejo práctico – Cómo enseñar respeto sin miedo:
1. Cambia el tono, no la firmeza:
“No me gusta cómo me hablaste. Vamos a hablar cuando estemos tranquilos.”
2. Modela el respeto:
“Yo también me equivoco. Si te hablé mal, lo reconozco. Pero aún así, hay límites que no se cruzan.”
3. Firmeza con escucha:
“Te estoy pidiendo respeto… y para eso, también quiero escucharte. Habla, pero con calma.”
4. Reafirma tu rol, sin perder conexión:
“Soy tu padre/madre, y te guío desde el cariño, no desde el grito. Quiero que confíes… no que me temas.”

❤️ El respeto no se exige con autoridad… se enseña con el ejemplo.
Si gritas para pedir silencio, o humillas para imponer respeto, solo estás sembrando miedo.
Pero cuando eres firme sin herir, y coherente en lo que dices y haces, tu hijo no solo te escucha: te valora.
Esa es la base de una autoridad sana, emocional y confiable.
Porque el respeto real se construye… no se impone.

10/07/2025

Lo que ves como grosería, es muchas veces ansiedad disfrazada.
Cuando un adolescente grita, evade o responde con hostilidad, solemos pensar: “me está faltando al respeto”. Pero en realidad, muchas veces está diciendo: “me siento perdido, solo o desbordado”… solo que no tiene las palabras, ni la calma interna, para expresarlo.
Según Catherine Gueguen, pediatra y autora de "Educar con inteligencia emocional", el cerebro adolescente está en plena transformación. En este proceso, la parte que regula las emociones (la corteza prefrontal) aún no está del todo desarrollada, por eso reaccionan con tanta intensidad.
La mala actitud es como el humo que sale de un incendio interior. Y si solo vemos el humo (el mal gesto, la indiferencia, el portazo), perdemos la oportunidad de apagar el fuego emocional desde la raíz.
Ver más allá de la actitud es entender que el comportamiento es un mensaje codificado. Y cuando lo decodificamos con empatía, la relación cambia profundamente.

Ejemplo real:
Juan, padre de una chica de 14 años, compartió que cada vez que intentaba hablar con su hija, ella le decía con rabia: “Déjame en paz, no me importa.”
Un día, en vez de discutir, se sentó fuera de su habitación y dijo con serenidad: “Estoy aquí. No quiero pelear. Cuando quieras hablar, estoy disponible.”
Esa noche, su hija salió llorando, se sentó a su lado y le confesó: “Estoy tan estresada que siento que no puedo con nada.”
Juan entendió algo crucial: no era odio… era ansiedad. Y detrás del muro de indiferencia, había una niña pidiendo auxilio sin saber cómo.

Consejo práctico:
Cuando tu hijo reaccione con hostilidad, cambia el lente. No lo tomes como algo personal, míralo como un mensaje emocional.
Prueba con frases como:
🔹 “¿Te sientes abrumado?”
🔹 “No me gustó la forma, pero quiero entender lo que te pasa.”
🔹 “No tengo todas las respuestas, pero sí quiero escucharte.”
Estas frases desactivan la amenaza emocional y abren una vía de comunicación más profunda.

Tu hijo no necesita más gritos. Necesita que lo mires con ojos que ven más allá del enojo.
Cuando tú eliges ver el dolor detrás del mal comportamiento, él empieza a sentir que no está solo en la tormenta.
Y eso… lo cambia todo.

09/07/2025

La abuela llegó sin anunciarse, como solía hacer. Traía consigo ese aroma a lavanda, a pan recién horneado, a memorias que saben a infancia.

Al entrar, se encontró con un torbellino de escobas, trapos, platos en el fregadero y su hija sudando la gota gorda con el plumero en la mano, corriendo de un lado a otro como si la visita fuera la reina de Inglaterra.

—“Mamá, qué bueno que viniste… pero no te vayas a sentar todavía, que esa silla la iba a sacudir.”

La abuela la miró, con esa mezcla de ternura y pena que tienen las mujeres que ya vivieron todo y entienden lo que de verdad importa. Observó cómo su hija se agobiaba por cada migaja, por cada huella en el piso, por cada rincón con polvo como si su valor estuviera medido en la limpieza.

—“¿Qué te parece si salimos a caminar un ratito? El atardecer está hermoso.”

—“Ay mamá, no puedo. Tengo que terminar de dejar todo reluciente. No quiero que veas la casa hecha un caos.”

La abuela se quedó en silencio unos segundos. Y entonces, con voz suave, pero firme, le dijo:

—“Hija… no dejes que tus sartenes brillen más que tú.”

La hija frunció el ceño.

—“¿Cómo dices?”

—“Que está bien limpiar, sí. Pero no a costa de tu alegría. No a costa de tu descanso, de tu salud, de tus momentos.”

La joven bajó el plumero, desconcertada.

Y ahí, la abuela le contó su verdad:

—“Cuando yo tenía tu edad, pensaba que ser buena madre era tener la casa impecable, las camas tendidas, las paredes sin huellas, los platos sin restos. Me levantaba antes que todos y me dormía después que todos, trapeando, lavando, ordenando. Pensaba que así me iban a admirar, que así iban a decir que era una gran mujer.”

—“¿Y no lo eras?” —preguntó la hija.

—“Fui muchas cosas… menos feliz.”

—“¿Por qué?”

—“Porque me perdí momentos. Me perdí risas. Me perdí abrazos en el sofá porque tenía miedo a que lo ensuciaran. Me perdí tardes con tus hermanos porque preferí dejar el piso reluciente. Me perdí bailes, juegos, conversaciones. Nadie recuerda una casa limpia. Pero sí recuerdan a una madre presente.”

La hija comenzó a llorar.

—“¿Y si alguien llega de sorpresa?”

La abuela sonrió con dulzura:

—“Entonces verá tu hogar… no tu museo. Y si juzga, que no regrese. Quien te ama viene a buscar tu compañía, no tu limpieza. Viene por tu risa, no por tus alfombras.”

Se acercó a ella, la tomó de las manos y le dijo:

—“Desempolva si hace falta… pero no desempolves tus ganas de vivir. La vida está ahí afuera. Tus hijos están creciendo. Tu pareja espera tu atención. Tus amigas extrañan tu risa. Tus padres quieren caminar contigo. No dejes que la escoba sea tu única compañera.”

—“El polvo vuelve siempre. La vida… no.”

La hija se sentó a su lado, llorando bajito, como quien acaba de soltar una mochila invisible que llevaba cargando desde hace años.

Y ese día… no se limpió la estufa.

Pero se limpió el alma.

Abuela e hija salieron de la casa sin preocuparse por las migas en el piso. Caminaron, se tomaron fotos tontas, compraron helado, hablaron de la vida. Y al regresar, la casa seguía ahí. Sin brillar. Sin estar perfecta.

Pero llena.

Llena de vida, de momentos, de risas.
De todo eso que no se barre, ni se friega, ni se plancha…
pero que queda tatuado en la memoria para siempre.

23/06/2025
Regalate un espacio para ti y disfruta de sus beneficios.
22/06/2025

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