16/04/2025
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TU NIÑO INTERIOR TE GRITA QUE VUELVAS A ACERCARTE A EL
Lo más importante es reconectarse con el niño interior para encontrar la alegría, la creatividad y la autenticidad en la vida adulta.
Cuando a una persona le cuesta recordar cómo fue en su infancia y qué quería ser de mayor, inevitablemente ese niño que fue está olvidado y mermado, y por tanto su personalidad adulta está de alguna forma un tanto sometida. No sabe cómo amar, a qué mirar y ha dejado de encontrar la gracia en sí mismo.
De tanto diferenciarse para calmarse, de tanto mezclarse con lo que los demás esperan de él, el niño se ha quedado huérfano. Y esto no hace más que complicarle la vida al adulto y ser una copia falsa sin saber muy bien de quién.
Es el momento de parar y escuchar; tu niño interior te grita que vuelvas a acercarte a él.
Qué era lo que nos gustaba, las actitudes que nos ahuyentaban de forma espontánea y qué música y arte nos impresionaba. Nuestra creatividad y habilidad para detectar lo auténtico estaba a flor de piel.
Luego crecimos y nos empezaron a decir que estábamos equivocados. Los sensibles se replegaron, los valientes se tornaron demasiado prudentes, los talentosos se volvieron huidizos y demasiado escépticos y los bondadosos temerosos de todo lo que veían alrededor
Asumimos que soñar estaba mal y que es mejor tener “los pies en el suelo”; aunque a veces lo único que nos apetecía era despegar. Primero la autoridad, luego el miedo al rechazo social, después la dura lucha por la aprobación de los demás y por último la idea de poder, dinero y estabilidad.
Nos transformaron de tal forma que de vivir para fuera, cada vez vivíamos más para dentro. Desconfiando de nuestros sentidos y tiranizados por la mente.
Cómo volver a conectar con tu niño interior
Es tan difícil encontrar pistas que nos den algunas respuestas sobre el porqué de nuestra actual forma de ser, que la mejor forma de hacerlo no es seguir las huellas, sino colocarnos en el punto de partida:
Trae a tu mente el mejor recuerdo de tu infancia: ¿Por qué lo fue?
Busca los libros y películas que te apasionaron cuándo eras pequeño: ¿Cómo es posible que siendo complejas te apasionaron?, ¿qué había de universal en ellas que lo había también en ti?
Recuerda quién te hizo daño y por qué: ¿Has evitado a esas personas en tu vida adulta?, ¿te han seguido provocando rechazo?, ¿qué hay en ellas qué rechazas? Recuérdalo, es la pista para saber quién nunca tendrá que ver contigo y en quién nunca deberás convertirte, pues es tu antítesis espiritual. Lo supiste desde siempre.
¿Cómo te imaginabas de mayor? Quizás ya de pequeño sabías que eras alguien complejo y sensible. ¿Luchar contra eso tiene sentido, aunque digan que no debes ser así para ser feliz?
Si no te gustaban las personas que al crecer se volvían grises, ¿por qué consientes que se apague tu luz?
¿Te enseñaron que no eras digno de ser amado?, ¿lo sigues creyendo? Pero, sobre todo, ¿pensabas que llevaban razón?
Y por último, si siempre te consideraste especial, ¿por qué has dejado de creerlo?
A veces el mundo se empeña en arrebatarnos la ilusión y las ganas, pero la forma de afrontarlo no puede ser otra que sacando tu verdadera esencia, aunque sufras y duela. La felicidad no debe ser una imposición constante, pero la paz y un espíritu sano son unos buenos compañeros de viaje.
Seguro que puedes superarlo, mira esa foto de cuando eras pequeño cada día e intenta que él/ella esté orgulloso de ti. A pocas personas más le debes ese favor, porque a pocas les importas tanto.
Tu niño interior te pide a gritos que vuelvas a acercarte a él, no vuelvas a darle la espalda.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza ninguna terapia y/o la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.
Siente…solo SIENTE
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