13/05/2025
Es una de las preguntas más comunes en consulta: “Doctora, cambié mi alimentación, estoy comiendo mejor, pero el peso no baja…”
Y es completamente válida. Pero el peso corporal no siempre responde tan rápido como quisiéramos. Aquí te explico por qué, y qué hacer en lugar de frustrarte.
Cambiar no siempre es igual a comer menos
A veces cambiamos calidad, pero no cantidad. Incorporar más frutas, frutos secos o cereales integrales es excelente, pero si las porciones no están ajustadas a tus necesidades reales, el cuerpo no genera un déficit calórico suficiente para perder grasa.
Tu cuerpo necesita tiempo
El cuerpo no cambia de un día para otro. Si llevas años con sobrepeso o malos hábitos, necesitas darle semanas —o meses— de constancia. Hay procesos internos (mejora de insulina, reducción de inflamación, normalización del tránsito intestinal) que ocurren antes de que la balanza lo refleje.
No todo es peso: revisa tu composición corporal
Una alimentación saludable y actividad física pueden hacer que ganes músculo y pierdas grasa al mismo tiempo. El resultado: el peso total puede no cambiar mucho, pero tu cuerpo sí. ¿Te sientes más liviano, duermes mejor, tu ropa queda más suelta? Eso es progreso.
El estrés y el mal dormir también sabotean
Cuando estás estresado o duermes mal, tu cuerpo libera más cortisol, una hormona que puede dificultar la pérdida de grasa, especialmente abdominal. Por eso, bajar de peso también es cuidar tu bienestar emocional y tus rutinas de descanso.
¿Qué hacer?
Sé constante, no perfecto
Mira más allá de la balanza.
Ajusta con un profesional lo que estás haciendo, en vez de culparte o abandonarlo.
Si sientes que no estás viendo resultados y necesitas orientación personalizada, puedes agendar una cita y revisaremos juntos qué está pasando.