18/09/2021
🌈🖤🔥
✨El TEMAZCAL es la piedra angular de todas las ceremonias del camino rojo correspondiente a la zona de Norte América, antes de una danza del sol, de una búsqueda de visión, siempre entramos primero a purificarnos y recoger fuerza y propósito en el temazcal.
La ceremonia de Onikaghe, como la llaman los lakota, es el primer aliento. En el temazcal confluyen todas las fuerzas del universo, la tierra, el fuego, el agua y el aire.
La cabaña de sudar se conforma por 16 varas, de las cuales cada una representa a los 16 dioses de la cosmovisión Lakota, así mismo también representa las 4 direcciones donde están las puertas. Esta estructura cubierta con mantas representa el vientre del cosmos y de la madre tierra.
Al centro del inipi hay un agujero que representa el útero de la tierra y, a unos pasos fuera del inipi, está el lugar del abuelo fuego, que representa el sol y la naturaleza luminosa del gran espíritu, es ahí en donde van las abuelas piedras o Tunka, dios que representa la naturaleza indestructible del espíritu.
Las piedras se calientan en el fuego en donde son cargadas con la energía del sol, para luego entrar al vientre de la tierra y ser fecundas de nuestras plegarias. Entramos al temazcal a renacer, a buscar fuerza, purificación y a extender nuestros rezos hacía todo el universo. Ahí dentro en la oscuridad todos somos lo mismo, todos nos fundimos con esta representación del cosmos.
Quien dirige la ceremonia vierte agua sobre las piedras calientes de las cuales va a emanar el v***r que representa el aliento de wakan tanka, el gran misterio que conforma toda la vida, el cual nos purifica y limpia para encontrar claridad.
Rezando con el corazón, agradeciendo y pidiendo aquello que necesitamos para mejorar nuestras vidas y las de los demás, la ceremonia entra en un ritmo que nos conecta con un propósito que va cambiando al tiempo en que se abra la puerta principal para ingresar más piedras calientes.
Dicen los antiguos que en la primera puerta del Este rezamos en gratitud hacia el gran espíritu, a esa gran fuerza que está presente en todo lo que existe en el gran circulo de la vida.
Luego, en la segunda puerta del Sur, rezamos por nuestra familia de sangre, para pedir salud, bendiciones y armonía.
En la tercera puerta de la dirección del Oeste rezamos por toda nuestra familia extendida, conformada por amigos, enemigos y por todos aquellos que ya partieron su rumbo de retorno a las estrellas.
En la cuarta puerta y final, representada por la dirección del Norte, rezamos por nuestros sueños y anhelos del corazón, por nuestra sanación y claridad para caminar esta vida con sentido, para nosotros y los demás.
Como es costumbre en el camino rojo, al ingresar y al salir de la ceremonia, decimos Mitakuye Oyasin (todos estamos relacionados), para nunca olvidar de que somos parte de un gran tejido en donde cada hebra está conectada con las demás. ✨