18/10/2021
La Psiquis Chilena: una reflexión sobre la salud mental actual y bocetos de propuestas
Hoy entiendo la psiquis de una manera intersubjetiva y en constante construcción, no es algo que se constituye y se queda estático en el tiempo, ni menos inmune a las relaciones socio-afectivas. Nunca queriendo generalizar la experiencia personal individual, desarrollaré un poco mi visión sobre la salud mental de la sociedad Chilena el día de hoy.
El crecimiento de la tecnología, las redes sociales, la inmediatez y la exacerbada prevalencia del autoimagen, sumándole la incertidumbre pandémica y política, la decreciente situación económica, y el descontento por la falta de dignidad social son sólo algunos de los factores contextuales que están presentes, hoy en la sociedad Chilena y su cultura, que influyen una angustia constante en las personas y más en las que se someten a vidas agitadas en complejos urbanos como metrópolis. Además, si lo abordamos los índices de con la exponencial arremetida de demanda en los servicios de salud mental, públicos y privados, la alta tasa de suicidabilidad ya desde hace algunos años, en especial en jóvenes, en nuestro país, y la falta de visibilidad de esta problemática en el mundo político remecido por crisis constantes de gobernabilidad y corrupción, hace un ambiente intensamente susceptible para la generación de crisis.
La percepción del medio y la validación de los demás sobre nosotros, inmersos en una ideología predominantemente racionalista, reduccionista y objetivista, realza la importancia de creencias, ideas, prejuicios y estereotipos sobre el conocimiento del sí mismo y el resto, menospreciando las emociones, afectos y sentimientos varios con y de uno mismo. En Chileno, estamos pendientes comúnmente de lo que pensamos de nosotros mismos y lo que creen los demás de nosotros, mas no de cómo nos sentimos y de qué manera cuidamos estas emociones que vamos experimentando.
Esto deriva muchas veces, en mi experiencia terapéutica, consecutivamente en necesitar en exceso la aprobación de un otro para sentir una pertenencia e identificación personal, lo que en cierta medida podría ser parte de la dinámica común, pero al acrecentarse genera una rigidez poco funcional en la interpretación de las vivencias en el mundo, y en el contexto que fue descrito anteriormente. Generando predisposición a la suspicacia, inestabilidad del ánimo, baja tolerancia a la frustración, irritabilidad, ansiedad, entre otros síntomas incipientes. Con esto no estoy diagnosticando, no pretendo seguir con la lógica que somos categorías, etiquetas, que nos hacen creer que estamos dentro de un cuadro patológico. No nos necesitamos representarnos en ellos, eso déjenlo para nosotros que estamos en conversación permanente entre tratantes del área, psicólogos, terapeutas o psiquiatras y otros. Necesitamos profundizar en el significado de esas historias y el sentido que surgen hoy en la historia personal y la historia que los rodea.
Para sanar hoy hay comprender el proceso de quiénes vamos siendo, no el resultado de lo que fuimos o de lo que seremos, porque como dije antes, siempre vamos siendo los mismos y diferentes al mismo tiempo. Aunque no suene coherente, el tiempo construye facetas y posibilidades del sí mismo que siguen una línea en la que nos contamos nuestra historia con muchas lecturas. Entender quiénes somos hoy es más importante cuando se está padeciendo dolor psíquico que el mismo origen de éste.
Trabajar en una sociedad, y por ende en una psiquis más saludable en la actualidad de nuestro país, conlleva entonces percibir la forma en que sentimos nuestra experiencia y creamos una visión de nosotros en la percepción ajena, a raíz de los sucesos que nos van ocurriendo. Que el Estado visualice la necesidad divergente de las personas, más que la categorización y el costo de los tratamientos. La prevención asertiva en salud mental transformada en educación socioafectiva debiese ser uno de los pilares fundamentales para la estabilidad y el desarrollo personal de los niños(as) y jóvenes en el sistema educacional, por ejemplo.
Chile necesita concentrar esfuerzos en abrir posibilidades y oportunidades, no solo socioeconómicas y políticas, sino también ideologías y cosmovisiones alternativas con el fin de develar distintas formas de reconocerse como parte de una multicultura, sin la lógica de la competencia, discriminación, segmentación y estigmatización de grupos, en especial en salud mental, quitando los diagnósticos de la lógica económica de subsidio para programas de atención pública y fortaleciendo la capacitación y continuación de estudios de postgrado continua de los profesionales de la salud mental dentro del área pública, principalmente, y privada.
Necesitamos relativizar la lógica positivista y reduccionista de la medicina basada en la evidencia y la economía de la salud, obsesionada con la estadística y el diagnóstico. Mezclarla y compartirla con metodologías cualitativas que en conjunto produzcan saberes complementarios para aportar una investigación más completa de las realidades de las personas con problemas de salud mental.
Espero que el país que se vaya formando desde ahora le de el lugar que merece a este tema y no solo aparezca importante por la cantidad de incidencia en los diagnósticos o en la aparición de más “enfermedades GES” para canasta de atención. Salir de la lógica mercantil en salud permitirá prevenir, un mayor número de tragedias a todo nivel, incluso económicas, paradójicamente, a mi parecer.
Gracias por leer.
Cristóbal Manchego S.
Psicólogo Clínico y psicoterapeuta
Cursando Mg. Psicología Clínica de Adultos, enfoque constructivista cognitivo