20/11/2025
Es hoy.
Desde 2009 siendo psicóloga.
Y he comprendido que esto es mucho más que un título, un diploma o un conjunto de teorías y enfoques.
Vivir la psicología es una pasión intensa… a veces difícil de cargar. Es enfrentar tabúes, atravesar momentos de caos (personal y profesional), confrontarse para ser coherente y aceptar la frustración cuando, aun con toda la preparación, sientes que no puedes hacer más.
Vivir la psicología es caminar por una línea muy fina entre servir desde el amor y reconocer también el cansancio, el agotamiento y el riesgo de quemarse por compasión.
Pero también es un viaje profundo de reflexión, de valoración y de una gratitud infinita: primero conmigo misma —como ese “ratoncito de laboratorio” que se observa, se cuestiona y se reconstruye— y luego con cada persona que confía su historia a tus manos.
Vivir la psicología es tocar el alma.
Es entrar con responsabilidad en lo más sagrado de un ser humano: su vida, su historia, su esencia.
Vivir la psicología es un don.
Vivir la psicología es magia.
Hoy me honro, me admiro y me felicito.
Porque esta es la historia real de alguien que ha decidido encontrarse, mirarse con honestidad y reconstruirse para poder acompañar a los demás con amor, verdad y presencia.
Y desde este lugar, te invito a mirar y vivir la psicología con amor: como un acto profundo de humanidad, un puente hacia la comprensión, la compasión y la transformación.
Que siempre podamos abrazar este camino con el corazón abierto, feliz día a mi, a colegas y a todos aquellos que se atreven a entrar en este mundo.
Con amor,
Maria M