07/02/2021
La Enfermería para el Dr Jose Nel Carreño:
Apreciada jefe Diana. Como medico, y por ende como admirador respetuoso de mis compañer@s de trabajo, me uno a su queja plenamente justificada. Además quisiera agregar un par de cosas desde mi visión como médico de lo que significa su dignísima profesión:
1. En 30 años ejerciendo como médico y 25 como especialista jamás he visto a mis pacientes mejorarse con mis órdenes médicas o mi corta visita en el hospital. Detrás de mis "éxitos" siempre hay una enfermera. Sea porque antes de hacer la visita y ordenar un tratamiento, con profesionalismo, pericia y diligencia, con eso que nuestros viejos profesores llamaban olfato clínico, me ha advertido de aquello que ella ve que va mal, o me ha informado del resultado bueno o malo de mis intervenciones y por ende me ha dado las pistas necesarias para corregir a tiempo y alcanzar el éxito terapéutico o porque después de mi prescripción ha sabido aplicar con total cuidado, dedicación y, especialmente con amor, las terapias, sea como sea siempre ha habido una enfermera como catalizador del éxito y artífice de la recuperación de mis pacientes.
2. A diferencia de los médicos que optamos por el arte de tratar, las enfermeras n optaron por el silencioso arte de cuidar. Los textos médicos del siglo XVII rezaban: "curar casi nunca, aliviar a veces, consolar siempre". En este alocado mundo que nos ha tocado vivir ese consolar ha quedado, lamentablemente para nosotros los médicos, en manos de ustedes las enfermeras. Por eso en esta carrera hacia ningún lado, la medicina cada día se deshumaniza más y solo encuentra norte en nuestras compañeras de blanco.
La televisión colombiana, banal y farandulera, no se caracteriza por ser seria y mucho menos educativa. A guionistas, directores y actores solo les interesa el rating, solo les interesa figurar así tengan que mancillar una profesión digna y amorosa como la suya.
Desde mi experiencia como médico, que hoy se encuentra en sus mejores días pero conciente que pronto empezará mi declive físico, intelectual y material, al final de mis días solo necesitaré a mi esposa e hijos y a mi lado una enfermera que me cuide. Ya en ese momento poco me podrá ofrecer mi medicina.
Cómo quisiera que esta ridícula y falaz serie mostrase la realidad de las y los profesionales que con abnegación y sacrificio hacen posible la recuperación. Una profesión tristemente despreciada por una sociedad a la que solo le interesan las candilejas y desconoce sus miserias, mismas miserias que ustedes dignifican.
Son las enfermeras las que lidian con esos momentos tan humanos que nos bajan del pedestal y nos recuerdan que solo somos polvo. Son las enfermeras que nos bañan, nos asean, nos dan de comer y nos cuidan de nuestras propias secreciones las que nos devuelven la dignidad con la mano del amor y el cuidado mientras que con la mano de la ciencia, la academia y el inagotable acervo de conocimiento que tiene la profesión, nos ayudan a curar.
Para terminar quiero que a través suyo la mayor cantidad posible de enfermeras reciban mi eterna gratitud, mi insondable respeto por lo que hacen y mi deseo porque este pasquín de tercera que tuvo la oportunidad de enseñarle al colombiano promedio el valor de la enfermería pero que sucumbió a la tentación de la banalidad, la ordinariez, y la falta de tacto, no dañe más la maltrecha i.agen de nuestras compañeras en la lucha por erradicar el mal y el sufrimiento.
De nuevo reciba en un abrazo todo mi reconocimiento y respeto y hágalo extensivo a todos y todas cuant@s pueda.
José Nel Carreño Rodríguez MD, MSc
Neurocirujano Neurointensivista
Fundación Santa Fe de Bogotá