14/10/2025
La salud oral no es un asunto estético ni secundario: es un marcador profundo de bienestar general y una pieza clave en el equilibrio mental. Cada diente, cada encía, cada dolor silencioso en la boca puede estar contando una historia sobre el estado emocional, el funcionamiento cognitivo y la calidad de vida de una persona.
Durante años hemos abordado la odontología y la psiquiatría como mundos separados. Sin embargo, la ciencia es clara: la relación es bidireccional y compleja.
La depresión, la ansiedad y los trastornos psicóticos favorecen el abandono del autocuidado, la mala alimentación y la progresión de enfermedades orales.
Al mismo tiempo, el dolor crónico, la pérdida dentaria, la inflamación y la vergüenza asociada a una salud oral deteriorada pueden agravar cuadros depresivos, ansiosos e incluso acelerar el deterioro cognitivo.
Hablar de salud mental sin preguntar por la salud oral es dejar un flanco descubierto.
Hablar de salud oral sin explorar el estado emocional es perder la oportunidad de intervenir a tiempo.
🦷 Por eso, este es un llamado a la acción tanto para profesionales como para pacientes:
👉 Si estás en tratamiento odontológico, informa a tu dentista si tienes diagnóstico o tratamiento en salud mental.
👉 Si estás en tratamiento psiquiátrico o psicológico, menciona cualquier síntoma oral: dolor, sangrado, cambios en la masticación o en la saliva.
Ambos mundos se necesitan mutuamente.
La mente sana florece en un cuerpo cuidado, y la boca saludable puede ser el punto de partida de un cambio profundo en el ánimo, la motivación y la conexión social.
Integrar estas dos dimensiones no es un lujo: es un paso esencial hacia una medicina verdaderamente integral. 🌱🧠