14/08/2025
SÍNTOMAS INICIALES DE UN ACCIDENTE CEREBROVASCULAR QUE APARECEN HORAS ANTES DEL EVENTO
Un accidente cerebrovascular (ACV) ocurre cuando el flujo sanguíneo hacia una parte del cerebro se interrumpe, provocando la muerte de células cerebrales en cuestión de minutos. Sin embargo, en muchos casos, el organismo envía señales de advertencia horas antes del evento principal, conocidas como ataques isquémicos transitorios o síntomas prodrómicos. Reconocerlos a tiempo puede significar la diferencia entre una recuperación completa y un daño neurológico irreversible.
Uno de los signos más frecuentes es la aparición repentina de debilidad o adormecimiento en un lado del cuerpo, afectando la cara, el brazo o la pierna. Esto puede manifestarse como una torpeza al mover una extremidad, caída de un lado de la boca o dificultad para sujetar objetos. Otro síntoma clave es la alteración súbita del habla, ya sea por dificultad para articular palabras, balbuceo o incapacidad para comprender frases simples. Incluso si dura pocos minutos y se resuelve, esta señal no debe ser ignorada.
También es común que, horas antes del ACV, se presenten problemas visuales repentinos, como visión doble, pérdida parcial de la visión o sensación de tener un velo frente a un ojo. A esto se pueden sumar mareos intensos, pérdida de equilibrio, descoordinación de movimientos y dificultad para caminar, como si el cuerpo no respondiera adecuadamente a las órdenes cerebrales. En algunos casos, aparece un dolor de cabeza abrupto, intenso y sin causa aparente, acompañado de náuseas o vómitos.
Estos síntomas, aunque puedan parecer leves o transitorios, son advertencias de que una parte del cerebro está recibiendo un flujo sanguíneo insuficiente. Se originan por obstrucciones temporales de las arterias cerebrales, pequeños coágulos que se disuelven o inician su desplazamiento, o cambios bruscos en la presión arterial que afectan la circulación cerebral. Aunque se resuelvan espontáneamente, el riesgo de que el evento mayor ocurra en las siguientes horas es alto.
Ante cualquiera de estos signos, la acción inmediata es esencial: acudir de forma urgente a un servicio médico para recibir evaluación y tratamiento preventivo antes de que el daño sea irreversible. Detectar estas señales tempranas no solo puede salvar la vida, sino también preservar las funciones motoras, cognitivas y del habla, evitando que el ACV deje secuelas permanentes.
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