22/11/2025
Contar tu historia es un acto de conciencia.
No se trata solo de relatar lo que te pasó, sino de mirarte a los ojos a ti misma… con honestidad, con compasión, con valentía.
Cuando una mujer decide narrarse, algo dentro se ordena.
Las piezas toman forma.
El silencio deja de ser peso y empieza a ser aprendizaje.
Contar tu historia es reconocer que no eres la versión que sobrevivió:
eres la mujer que sigue eligiéndose, aun cuando la vida cambia el libreto.
Y en ese gesto tan íntimo —tan tuyo— ocurre algo hermoso:
Otras mujeres se ven reflejadas.
Descubren que sus dudas no son fallas, que sus cicatrices también cuentan, que su fuerza se parece más a la tuya de lo que creían.
Porque nuestras historias no buscan impresionar; buscan humanizar.
Nos recuerdan que crecer también es soltar, que avanzar implica cuestionarse, y que romper barreras empieza por dentro, cuando nos atrevemos a decir:
“esto soy, esto viví, y esto aprendí de mí.”
Hoy, más que nunca, honramos la importancia de narrarnos.
No para quedarnos en el pasado, sino para entender de dónde nace nuestra capacidad de transformar.
Que cada mujer encuentre en su historia una guía…
y en las historias de otras, un lugar seguro donde seguir creciendo.