26/08/2025
La abuelita esperaba la visita de su nietecita, había preparado un suculento pastel de arándanos y la leña crepitaba en la chimenea.
-Dime hija, cómo estás...
-Ay abuelita, tengo un catarro tremendo. Me duele la garganta y tengo una tos...
-Pues ahora mismo te vas a tomar un jarabe que tengo, es milagroso.
-¿¿??
-¿Recuerdas cuando, hace unas semanas, viniste a visitarme, que el lobo me secuestró en el armario y se hizo pasar por mí? Venías a traerme un tarrito de miel que le había encargado a tu madre.
-Sí, abuelita, me acuerdo.
-Pues con esa miel, y unos rábanos que recogí del huerto que hay detrás de la casa, preparé un jarabe que me enseñó mi madre, y a ella la suya, que es estupendo para curar gargantas irritadas y para la tos.
-¡Qué bien abuelita! Dámelo ahora mismo. ¿Me enseñarás también a mí cómo se prepara?
Y así fue cómo, con esta fórmula ancestral, aprendió Caperucita a curar los constipados.
Y colorín colorado, este cuento no se ha acabado. No, porque yo he decidido recuperar esta receta que he conocido recientemente. La ví en un libro que tengo de cómo conservar verduras, pero resulta que hablando con varias señoras esta receta era más popular de lo que me pensaba...
En casa nos encantan los rábanos. Lo que no sabíamos es que tenían estas propiedades.