16/07/2025
A veces, un abrazo, escuchar y dar consejos… puede salvar una v¡da.
Vestido con una bermuda, un suéter y unas chanclas, un joven de 18 años salió de su casa sin decir mucho. Caminaba como quien ¢arga un mundo inv¡sible sobre los hombros, con la m€nte hecha un nud0 de p€nsamientos que dolían.
Llegó al viaducto García Cadena, en Bucaramanga, y subió l€ntamente a las barandas, con los ojos llenos de lágr¡mas y la mirada p€rdida en el ho¡zonte.
Allí se quedó, en silen¢io, mientras su corazón gr¡taba lo que su voz no podía. Nadie sabía qué estaba enfr€ntando, pero bastó verlo para entender que estaba al b0rde.
Fue entonces cuando ocurrió lo más pod€roso: alguien lo es¢uchó sin pedir explicaciones, lo abrazó sin juzgar y le susurró lo que su alma necesitaba oír.
“Ll0ra todo lo que tengas que ll0rar, abrázame fuerte y aquí estamos para ayudarte”, le dijeron. Y en ese instante, el rumbo cambió. Porque a veces no se necesita una solución, solo un gesto humano.
Un abrazo sincero, una palabra de al€nto, y el simple hecho de ser es¢uchado, pueden salvar una v¡da que ya no encontraba razones para s€guir.