14/11/2025
La creatina es un compuesto nitrogenado que desempeña un papel central en la homeostasis energética celular, especialmente en tejidos con alta demanda de energía como el músculo esquelético y el cerebro. A nivel molecular y bioquímico, la creatina actúa principalmente a través del sistema creatina-fosfocreatina (Cr/PCr), que funciona como un buffer temporal y espacial de ATP, permitiendo la transferencia rápida de grupos fosfato de alta energía entre sitios de producción (mitocondria) y consumo (miofibrillas, membranas plasmáticas) de ATP.[1-4]
El mecanismo fundamental implica la captación de creatina por las células a través del transportador específico dependiente de Na+/Cl– (CRT, codificado por SLC6A8).[1][3] Una vez en el citosol, la creatina es fosforilada por la creatina quinasa (CK) utilizando ATP para formar fosfocreatina (PCr) y ADP:
Creatina
+
ATP
⇌
CK
Fosfocreatina
+
ADP
Creatina+ATP
CK
Fosfocreatina+ADP
La fosfocreatina actúa como un reservorio de grupos fosfato de alta energía, permitiendo la resíntesis rápida de ATP en situaciones de alta demanda energética, como la contracción muscular intensa o la actividad neuronal.[1-4] Este sistema es especialmente relevante durante los primeros segundos de ejercicio intenso, donde la disponibilidad inmediata de ATP es crítica.
En el músculo esquelético, la fosfocreatina se almacena y, durante el esfuerzo, la reacción catalizada por CK se invierte para regenerar ATP a partir de ADP, manteniendo así la función de proteínas dependientes de ATP como la miosina y la Ca2+-ATPasa.[3-4] Además, la compartimentalización subcelular de la CK y la PCr permite la transferencia dirigida de energía entre mitocondrias y sitios de consumo, actuando como un “shuttle” energético.[2][4]
A nivel sistémico, la creatina también participa en la regulación metabólica interorgánica, influyendo en la homeostasis energética de tejidos como el tejido adiposo y el sistema nervioso central.[2] En condiciones de estrés metabólico, como el ayuno, la creatina puede modular vías de señalización como mTOR/P70S6K para favorecer la síntesis proteica y limitar la proteólisis, además de ejercer efectos antioxidantes y de protección mitocondrial.[5]
Finalmente, la creatina se degrada espontáneamente a creatinina, que se excreta por vía renal, lo que obliga a una reposición continua a través de la dieta y la síntesis endógena.[3]
En resumen, el mecanismo molecular y bioquímico de la creatina se basa en su papel como intermediario en la transferencia y el almacenamiento de energía a través del sistema CK/PCr, facilitando la homeostasis energética celular y sistémica, y modulando procesos anabólicos y de protección celular en condiciones de alta demanda o estrés.[1-5]