15/10/2025
La lactancia materna es un acto natural y lleno de beneficios tanto para el niño como para la madre. Diversas investigaciones han demostrado que amamantar reduce el riesgo de infecciones respiratorias y gastrointestinales, además de proteger frente a enfermedades autoinmunes, metabólicas y ciertos tipos de cáncer. En las madres, favorece la salud ósea, disminuye el riesgo de depresión posparto y algunos tumores, como los de mama y ovario.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y complementaria hasta los 2 años o más, sin establecer un límite exacto: el proceso debe continuar mientras madre e hijo así lo deseen.
El término “lactancia materna prolongada” se usa para describir la que se extiende más allá de los 12 meses. Sin embargo, muchos especialistas consideran que este nombre es inapropiado, ya que refuerza la idea de que amamantar después del año es “anormal”, cuando en realidad es una práctica natural. Estudios históricos y antropológicos muestran que el destete humano suele ocurrir de manera espontánea entre los 2 y los 7 años.
A pesar de la evidencia sobre sus beneficios, persiste el estigma social hacia las madres que deciden continuar amamantando más allá del tiempo considerado “aceptable”. Investigaciones revelan que muchas de ellas sufren críticas y falta de apoyo, especialmente por parte de familiares y personas cercanas.
En cuanto a los supuestos riesgos, no existen pruebas científicas que demuestren efectos negativos físicos o psicológicos en los niños amamantados por más de 2 o 3 años, ni perjuicios para la salud de las madres. Tampoco hay relación entre lactancia prolongada y caries o desnutrición infantil.
La verdadera dificultad radica en los prejuicios sociales, no en la práctica en sí. Por eso, es esencial entender que la lactancia es un proceso íntimo, único y autónomo, en el que solo madre e hijo deben decidir cuándo finalizarlo. El destete debe ser gradual, respetuoso y basado en las necesidades emocionales y físicas del niño.
Finalmente, la autora invita a reflexionar sobre la maternidad como un camino personal, libre de juicios y comparaciones.