03/03/2024
Cuando un LOBO pierde la lucha contra otro lobo y se da cuenta que no tiene ninguna posibilidad de ganar, el lobo perdedor ofrece pacíficamente a su oponente su yugular, como para decir "perdí, vamos a terminarlo".
Sin embargo, en ese momento sucede lo increíble: el lobo ganador, inexplicablemente, se paraliza a sí mismo.
Una fuerza milenaria le impide matar a quien tiene la humildad de reconocer la derrota.
Un mecanismo primario, incrustado en el ADN o más allá, se dispara en el lobo ganador y le recuerda que la especie es más importante que el placer de eliminar a su oponente.
¡Qué maravilloso reloj instintivo!
Nadie llamaría cobarde al lobo que se rinde, ni al que paraliza por misericordia, el milagro simplemente sucede.
No hay ganador no hay ganador.
Los dos lobos se separan y la rueda de la vida continúa.
¡Ojalá los humanos aprendieran de los lobos en lugar de seguir matándose unos a otros por orgullo y sed de poder!
Encontramos todas las respuestas observando el lenguaje de la naturaleza.
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