07/11/2025
La deuda histórica con las mujeres rurales del Putumayo: sin tierra, no hay paz.
Por: Mildred Ramirez
Comunicadora Social-Periodista
En el Putumayo, las mujeres rurales enfrentan un desafío estructural que evidencia una deuda histórica del Estado: el acceso desigual a la tierra. Para visibilizar esta situación, a través de la campaña El Poder de Ellas, las organizaciones ASOHELICONIAS, AMERMOCOA, COOPMUSCAFE, ASMURAL y ASOMIR, integrantes de la Red de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo, lideraron la Audiencia Pública “¿Y mi tierra… dónde está?”, en el marco del proyecto Mujeres Tejiendo un Futuro de Paz, financiado por la Unión Europea en Colombia e implementado por la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida y COSPE América Latina, COSPE onlus.
El encuentro, que reunió a mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes de distintos municipios, permitió visibilizar la profunda brecha que persiste en el acceso a la tierra, pero también abrió un espacio de diálogo con la institucionalidad.
Desde 2023, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) ha entregado 53 títulos de propiedad a mujeres rurales del Putumayo, equivalentes a 493 hectáreas, un avance que refleja esfuerzos importantes. Sin embargo, la ANT reconoció durante la audiencia que persisten desafíos significativos, como la baja oferta de predios disponibles y el desconocimiento de los procedimientos legales por parte de las comunidades, lo que evidencia que aún hay un largo camino por recorrer..
Según la Unidad de Restitución de Tierras (URT, entre 2013 y 2025, el Putumayo alcanzó 824 sentencias de restitución, de las cuales 512 reconocen a mujeres como titulares, es decir, el 62 % de los casos. Este dato evidencia el liderazgo de las mujeres rurales en la recuperación de sus derechos territoriales.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, 2022) solo el 36,3 % de los predios rurales con único/a propietario/a pertenecen a mujeres, frente al 63,7 % que están a nombre de hombres. Esta brecha revela la persistente desigualdad en el acceso a la tierra y limita la autonomía económica y la participación de las mujeres rurales en los procesos de desarrollo y construcción de paz. “Hemos perdido muchos proyectos por no tener tierra. Sin escritura no hay crédito, ni cacao, ni asaí, ni esperanza”, expresó una de las lideresas, víctima del conflicto armado.
Lejos de ser un acto simbólico, la audiencia fue un ejercicio de exigencia política y rendición de cuentas. Las participantes cuestionaron la lentitud en la implementación de los programas de acceso a la tierra y advirtieron que, sin una redistribución real de la propiedad, los discursos sobre paz y desarrollo rural seguirán siendo promesas incumplidas.
La audiencia contó también con la Feria Ruta de la Esperanza, un espacio que empodera a las mujeres hacia su autonomía económica, visibilizando sus emprendimientos y saberes productivos locales. En este contexto, la campaña El Poder de Ellas reforzó su papel como símbolo de liderazgo y transformación, mostrando cómo las mujeres rurales son pilares fundamentales en la política y constructoras de paz, dejando claro que sin tierra y sin oportunidades económicas no hay futuro ni autonomía posible.