22/10/2025
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En el siglo XVII, Galileo Galilei se convirtió en una de las voces más firmes a favor del heliocentrismo, la idea defendida previamente por Copérnico de que la Tierra y los planetas giran alrededor del Sol. Sus observaciones con el telescopio —como las fases de Venus y los satélites de Júpiter— ofrecieron pruebas directas que contradecían la visión geocéntrica aceptada por la tradición aristotélica y respaldada en ese tiempo por las autoridades religiosas.
En 1616, la Iglesia declaró “contraria a la fe” la enseñanza del heliocentrismo y ordenó a Galileo no sostenerla como verdad. Sin embargo, en 1632 publicó su obra Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, donde exponía los argumentos a favor del modelo copernicano frente al ptolemaico. Ese libro fue interpretado como una defensa abierta del heliocentrismo y provocó que Galileo fuera procesado por la Inquisición en 1633.
El juicio concluyó con una condena: Galileo tuvo que abjurar públicamente de la idea de que la Tierra se movía. Pasó el resto de su vida bajo arresto domiciliario, aunque nunca dejó de trabajar en sus investigaciones científicas. Sus escritos sobre el movimiento y la mecánica sentaron las bases de la física moderna.