Vive y aliméntate con conciencia
Matusalén se convierte en una comunidad de conocimiento en la forma de vivir y alimentarnos conscientemente con el fin de mejorar nuestra calidad de vida a largo plazo. Buscar desde nuestras raíces como comer para obtener energía, puesto que los alimentos naturales vienen del sol, el aire, el agua y la tierra. Tomando los alimentos directamente de la tierra no solamente estamos conservando energía para nuestras funciones físicas, sino también recibimos una clase de energía más fina que puede ser usada para propósitos más elevados. Es más que conocida la frase, “somos lo que comemos”, que aunque lógica y sensata es fácil de decir pero difícil de practicar. Los animales no humanos se alimentan únicamente de los nutrientes que les brinda su medio ambiente, comen lo que necesitan para sobrevivir, que es solo aquello para lo que sus organismos verdaderamente están preparados; prácticamente no eligen qué comer ya que se guían por su instinto. Matusalén se convierte en la "despensa funcional" para nuestro SER interno y externo, ya que uno de los conceptos bandera es que entre más natural sean nuestros alimentos y bebidas más energía tendremos. Desafortunadamente la mayoría de nosotros estamos acostumbrados a comer los alimentos equivocados, es de sentido común que nuestro cuerpo tendrá que volverse más lento, gastara más energía para digerir un alimento tan extraño al cuerpo, como por ejemplo los alimentos procesados e industrializados. Para quienes pueden acceder al mercado de consumo, hoy en día la oferta de productos es muy variada, no solo contamos con alimentos naturales, sino también con los industrializados. A esta lista, se agregan otros alimentos que gracias a la globalización son intercambiados entre distintas culturas y países, perdiendo nuestras raíces con los campesinos de la región, quienes diariamente se preocupan por el bienestar, cuidado y respeto con la madre tierra. El resultado es que ya casi comemos cualquier cosa, aún los productos que son francamente tóxicos o que no tienen nutrientes pero nos resultan atractivos por sus formas y colores, muy bien estudiados por los publicistas. De esta forma, poco a poco hemos ido aprendiendo a comer por motivaciones de gusto e imagen, muy distintas a la nutrición real.
