26/11/2025
Ser canalizadora no fue algo que busqué… fue algo que me encontró.
Hace más de cinco años descubrí que ese ‘nombre’ existía, pero el don ya vivía en mí desde antes. Todo empezó de forma empírica, sin manual y sin maestros. Era yo… sintiendo, escuchando, percibiendo.
Con el tiempo entendí que tener un don no significa saberlo todo, sino saber escucharse. Y ahí empezó mi camino: psicólogo, constelaciones, hongos medicinales, jage… cada paso fue una puerta para verme más, entenderme más y ordenar lo que llevo por dentro.
No me da miedo aprender, al contrario: cada cosa nueva que sumo es una ganancia para mi alma y para las personas que acompaño. Porque canalizar no es volar… es aterrizar. Es bajar un mensaje que ayuda, que guía y que da claridad.
Y hoy lo digo con seguridad y con amor: este don es real, lo respeto, lo honro y lo sigo fortaleciendo. Porque servir desde el alma es un camino que nunca se termina.