Mis raíces originarías están ubicadas en las altas montañas de la cordillera central de Colombia, en el departamento del Cauca, municipio de Silvia, donde se ubica el territorio ancestral del pueblo Misak; mal llamados por los escritores de la época de la colonia como guambíanos.
A muy temprana edad dentro de mí, se despertó con mucha fuerza ese llamado a la conexión con la biocosmoenergía ancestral, lo cual con la guía y ayuda de los abuelos pude emprender el gran viaje de conexión con el entorno y la espiritualidad, materia-energía, para muchos denominado el llamado del sendero o camino del CHAMAN MISAK, un llamado de los ancestros para realizar ese gran viaje junto con las estrellas en el universo.
El nombre que me dieron mis padres es Víctor Rodrigo Tombé Tunubalá y el de mis ancestros se denomina palaikwasrƟ Tunpi Tunupala, que significa águila de las alturas o también trueno y/o rayo y mis apellidos nativos fueron mal escritos en la época de la colonización desde el castellano, por ende su significado es TUN montaña, PI agua, describiendo suena, agua de la montaña y TUN montaña U flor PALA altura, describiendo es flor de la alta montaña.
Mi infancia estuvo rodeada de la naturaleza y familia, sintiendo cada día el calor del abuelo-abuela fuego que con su luz y calor nos sentaba alrededor del fogón para comer, hablar, aprender y compartir; cada mañana tocaba, sentía en mi cara, en las manos y mi cuerpo al abuelo-abuela agua, escuchaba el ruido del trueno y la lluvia, sabía que ellos estaban ahí con nosotros, escuchar el silbido, ver mover mi cabello, hojas, flores, sentía gran alegría por el toque mágico y caricias de la abuela-abuelo viento. Jugando corría y corría que a veces me cansaba pero no llegaba, miraba hasta lo que más podía en la distancia pero no encontraba el borde, ahí aprendí que no había límites, cuan infinita y grande es la madre tierra; al llegar la noche veía ese gran techo lleno de luz que se cubría de estrellas.
En lo que respecta a mi formación académica, mi básica primaria lo pude realizar en mi comunidad en una escuelita construida por nuestros padres, los maestros eran bonificados por los mismos padres de familia, ahí aprendí a escribir en mi idioma el namui wam y a hablar y escribir el español; por el difícil acceso los dos últimos grados de básica primaria lo culminé en la cabecera municipal de Silvia a una hora y media de camino todo los días. Para el bachillerato tuve la oportunidad de desplazarme a la capital del Cauca, Popayán, en ese entonces una mediana selva de cemento que me costó adaptarme al bajar de la montaña. Posteriormente con algunas dificultades logré ingresar a ese nombre que me retumbaba en mi mente que decía UNIVERSIDAD, ingresé a la universidad del Cauca, con gran éxito y alegría familiar pude culminar como ENFERMERO PROFESIONAL, con ese reconocimiento en mis manos pude adentrarme en el espacio laboral alrededor de las organizaciones indígenas como el CRIC Y la ACIN del Cauca como apoyo en el área de la salud, posteriormente en ese largo caminar la energía cósmica me conectó con ese punto de encuentro en Cali, Valle del Cauca con la sabiduría del doctor Julio César Payán, médico ginecólogo y maestro de la medicina alternativa denomina Terapia Neural, recibí la formación y orientación de otra visión más de la medicina, posteriormente tuve la oportunidad de viajar a la república de Nicaragua a cursar la Maestría en Salud Intercultural con la universidad de URACCAN, lo que me permitió juntar todas estas herramientas en mis manos para interactuar desde una visión inter-cultural en el apoyo y acompañamiento desde el estar bien de la persona y la comunidad; debes ayudar con lo que sabes hacer, dicen los ancestros.
Con el legado milenario de la sabiduría de los ancestros, formación, ética profesional y el aporte desde la terapia neural, en la actualidad y hasta que se apague el sol, sigo y seguiré trabajando y visionando que podemos construir entre todos un mundo más coherente para la convivencia desde el yo soy, somos y estamos en ese todo, generando armonía desde la diferencia, consciencia colectiva, sabiduría, reciprocidad y siendo solidarios con toda forma de vida.
Gracias por acompañar y ser partícipes de ese gran viaje de conexión con la biocosmoenergía ancestral desde esta gran casa llamada Abya Yala por los ancestros.
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