02/12/2025
Ibagué, diciembre 1 de 2025
Señora
Gobernadora del Tolima
Honorables Diputados Asamblea Departamental del Tolima:
CLARIBEL RUBIO CARDONA, líder social y defensora de los derechos fundamentales de los colombianos, Veterana de la Fuerza Pública, y Tolimense de sepa, me dirijo a ustedes por que hoy es necesario hablar con el corazón y con la verdad. La situación de la salud en nuestra región y en el país entero no es un tema aislado ni técnico: es un reflejo directo de cuánto valoramos la vida humana. Hemos visto hospitales colapsados, demoras que duelen, barreras que desesperan y servicios que no responden a la dignidad que cada persona merece. Y esta realidad no se resuelve con discursos pasajeros.
Debemos decirlo con claridad:
el sistema de salud no necesita más reformas.
Lo que necesita es recursos, cumplimiento y respeto por la ley.
La Ley Estatutaria 1751, que declaró la salud como un derecho fundamental autónomo, ya trazó el camino. No es la norma la que falla: es la falta de inversión para hacerla realidad. Lo mismo ocurre con las disposiciones que protegen a los regímenes especiales, como el de la Fuerza Pública y los veteranos. Las leyes ya existen; lo que falta es voluntad para financiarlas, ejecutarlas y honrar lo que representan.
La crisis que vivimos no es por ausencia de normas, sino por ausencia de gestión, de inversión, de compromiso real. No se ha fortalecido la infraestructura, no se han garantizado condiciones dignas para médicos y enfermeros, no se han brindado oportunidades de profesionalización, ni se ha asegurado un funcionamiento eficiente y humano de las EAPB e IPS de la región.
Y detrás de cada falla del sistema hay un rostro, un nombre, una vida que sufre en silencio.
Un territorio donde la salud se deteriora es un territorio que se marchita. Y un Estado que no invierte en la vida pierde su esencia.
Por eso, esta reflexión no es solo una crítica: es un llamado urgente a despertar.
A recordar que nada es más valioso que la vida y que la salud no puede seguir siendo promesa incumplida.
Colombia no necesita más diagnósticos.
Necesita acción.
Necesita recursos.
Necesita que se cumpla lo que ya está escrito.
Y necesita que la dignidad humana vuelva a ser el centro de todo.
Porque un país que honra la vida es un país que se levanta.
Y un pueblo que exige con firmeza, pero con el corazón grande, es un pueblo que cambia su destino.
Hoy, más que nunca, es necesario detenernos y reflexionar sobre lo que está ocurriendo con la salud en nuestro territorio. La mala prestación de los servicios, la falta de inversión en infraestructura, la ausencia de gestión efectiva y la indiferencia frente al sufrimiento de la gente no son simples fallas administrativas:
son heridas profundas en la dignidad humana.
La salud no puede seguir siendo tratada como un trámite, un favor o un escenario de indiferencia. La vida de las personas niños, adultos, ancianos es lo más valioso que tiene una sociedad, y cuando un sistema de salud fracasa, lo que se pierde no son cifras:
se pierden vidas, se pierden oportunidades, se pierde esperanza.
No es justo que profesionales como médicos, enfermeros y personal asistencial sigan trabajando sin las condiciones dignas, sin acceso a formación, sin recursos, y muchas veces sin el respaldo que merecen. Tampoco es aceptable que las EAPB e IPS sigan operando sin mejoras reales mientras la población enfrenta barreras, demoras, negligencias y silencios que duelen profundamente.
La falta de gestión y el poco interés de quienes tienen el deber de proteger la salud del pueblo no puede normalizarse. La indiferencia de quienes deberían liderar soluciones no puede ser el destino de nuestra región. No podemos conformarnos con ver hospitales deteriorados, pacientes abandonados, profesionales desmotivados y familias padeciendo lo que jamás deberían padecer.
La reflexión es simple y poderosa:
un territorio donde la salud falla, es un territorio que se está apagando.
Un pueblo que olvida la importancia de la vida, corre el riesgo de perderlo todo.
Es momento de abrir los ojos, de valorar lo esencial, de exigir lo justo y de recordar que la salud es un derecho fundamental, no una promesa vacía. Que cada institución, cada líder y cada ciudadano entienda que sin respeto por la vida, no hay progreso posible.
La verdadera transformación comienza cuando la dignidad humana se pone en el centro.
Cuando la salud deja de ser discurso y se convierte en acción.
Cuando recordar el valor de la vida se vuelve prioridad para todos.
Por el Tolima con el Corazón lo damos todo!!! Veeduría Nacional de Salud y Seguridad Social. - Claribel Rubio Cardona - Presidente