12/10/2025
Hay cosas que parecen pequeñas, pero no lo son.
El celular de tu pareja, por ejemplo.
Cuando ya pasaste por una traición, ese aparato deja de ser solo un teléfono.
Se vuelve un recuerdo de todo lo que te ocultaron.
Y de cómo lo hicieron mientras decían que no pasaba nada.
Por eso, cuando alguien te lo deja en las manos sin pedirlo, sin poner excusas, sin esconderlo… lo notas.
Cuando no hay contraseñas secretas.
Cuando lo deja sobre la mesa sin miedo.
Cuando no cambia de actitud si llega un mensaje.
Eso, para alguien que vivió una mentira, significa mucho.
No se trata de invadir.
Se trata de entender que si algo se esconde, es porque algo no está bien.
Quien quiere estar contigo de verdad, no juega a que confíes.
Te da razones para hacerlo.
Y no necesita cuidar su celular como si fuera un archivo clasificado.
Porque sabe que si algo lastima la relación, no es la falta de privacidad.
Es la falta de honestidad.
Así que si tienes a alguien que no te da motivos para dudar, cuídalo.
Y si estás con alguien que vive ocultando cosas… pregúntate cuánto más vas a tolerar antes de aceptar lo que ya sabes.