12/11/2025
El problema de tener un lugar seguro puede parecer contradictorio, porque todos necesitamos seguridad, pero cuando ese “lugar seguro” se convierte en una zona de confort emocional, puede volverse una trampa psicológica.
Aquí te explico las dos caras del tema 👇
🧩 1. El lado funcional del lugar seguro
Tener un espacio o una persona donde sentirse protegido es fundamental para la estabilidad mental. Nos ayuda a:
Regular el sistema nervioso.
Recuperar energía después del estrés.
Sentir pertenencia y calma.
Es una base segura, desde la cual podemos explorar el mundo.
⚠️ 2. El lado disfuncional
El problema aparece cuando ese “lugar seguro” se convierte en una prisión emocional:
Te refugias ahí para evitar el miedo, el conflicto o el cambio.
Lo asocias con control y no con libertad.
Empiezas a temer salir, probar cosas nuevas o exponerte a la incertidumbre.
Esto refuerza los mecanismos de evitación, especialmente en personas con ansiedad, fobias o trauma. Lo que al principio era un refugio, se transforma en una trampa de seguridad.
💡 3. La solución estratégica
El objetivo no es eliminar el lugar seguro, sino usar la seguridad como plataforma de expansión:
Entrenar la mente a tolerar el malestar.
Hacer pequeñas exposiciones progresivas fuera de la zona cómoda.
Convertir el “refugio” en un punto de partida, no de huida.