30/11/2025
Todos tenemos a alguien que nos remueve más de la cuenta: esa persona intensa, impulsiva, espontánea, que expresa su emoción sin filtro.
Y tú, que te consideras más “controlado”, te incomodas sin saber por qué.
Jung decía que esto no es casualidad: lo que te molesta de otros suele ser lo que tú no te permites.
La irritación no es sobre ellos. Es un espejo.
Si te sacan de quicio quienes expresan rabia, quizá tú la has enterrado.
Si te irrita quien llora, quizá llevas demasiado tiempo tragando lágrimas.
Si te molesta la libertad ajena, quizás tu alma está cansada de pedir permiso.
La proyección no es culpa: es información.
Cuando alguien te mueve emocionalmente, no está invadiendo tu espacio.
Está señalando la habitación interior que aún no te atreves a abrir.